Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992
ECUADOR: ¿PONIENDO FIN A LOS ESPECTROS ... 163 político interno muy delicado. El gobierno mantiene un compromiso de reducir dichas protecciones, pero no está dispuesto a hacerlo de manera brusca y a un costo social y económico desmedido. En este sentido, la política ecuatoriana ha sido de un pausado gradualismo que valora el tema de la factibilidad política interna y la laboriosa búsqueda de consensos. Por ello, a pesar de su apoyo decidido a la Iniciativa para las Américas y a otras ideas integracionistas, no está todavía en condiciones de ser un país líder o pionero en la concertación de acuerdos más profundos de apertura de mercados. Tanto el sector público como el privado estan concientes del carácter relati– vamente incipiente de numerosos sectores de su economía y esto agudiza los recelos frente a los posibles efectos de una competencia más abierta con economías más grandes y sofisticadas tanto dentro como fuera de la región. Esto lleva a que, a pesar de la aceptación cada vez más generalizada del catecismo del libre cambio, se lleve adelante una práctica sumamente pru– dente y gradualista, donde el Estado se esfuerza en no dar ningún paso que no esté acompañado de medidas de salvaguardia destinadas a acolchar los impactos internos de la apertura. Ecuador ha buscado ligar la cuestión de la deuda externa a otros temas. Junto con la vinculación con el libre cambio, se ha promovido un discurso ya típico sobre el lazo entre deuda y democratización política. Se sostiene que el endeudamiento de los países latinoamericanos representa una amenaza que socava la posibilidad de una consolidación democrática. Así se hace presente a los países desarrollados que una política poco generosa en la cuestión financiera puede socavar sus propios deseos de ver prosperar formas democráticas de gobierno. Esta misma amenaza latente de la deses– tabilización resultante de los esfuerzos por cumplir gravosos compromisos internacionales ha permitido reducir la presión de losorganismos financieros internacionales para llevar adelante políticas más agresivas de austeridad interna, las cuales han sido implementadas también de una formagradualista y procurando proteger lo más posible a los sectores menos pudientes y más dependientes de la protección estatal. Este énfasis en una lucha "blanda" contra el endeudamiento del país ha logrado recoger algunos resultados. Si bien los años de la administración Botja han sido de estrechez y privaciones para la población, nunca se ha llegado a los niveles de presión sobre el nivel de vida que se han dado en otros países afectos a las políticas de shock. En Ecuador el consenso ha sido darle más importancia a la protección de los equilibrios sociales y de la calidad de vida de la población que hacia lograr un mejor desempeño económico. En Ecuador parece existir un cierto consenso en sacrificar creci– miento y eficiencia a cambio de una atención mayor a las necesidades básicas de los habitantes, aunque sea a un nivel precario y minimalista. Esto no es tan difícil en un país donde existe una larga tradición de aceptar lo menos bueno o satisfactorio a un precio más bajo, donde se prefiere reducir el esfuerzo o las penurias a maximizar el retomo, y donde la ineficiencia o mala
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