Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992

ECUADOR : ¿PONIENDO FIN A LOS ESPECTROS ... 161 Estados Unidos, que descomprimiera otras áreas donde los acuerdos no han sido, ni son, tan fáciles. Por otra parte, tal política permitía reafirmar las credenciales de Ecuador como país legalista y apegado al derecho interna– cional; y, por último, la postura antiíraquí podía ser presentada como parte de la política ecuatoriana de defensa de valores democráticos en contra de una dictadura militarautoritaria e inescrupulosa.Deesta forma, el presidente Borja buscó perfilarse de manera muy destacada como un crítico y enemigo de Hussein, contra quien dirigió fuertísimas y muy personalizadas críticas, utilizando un lenguaje inusual para lo que ha sido la práctica más bien recatada y austera de su diplomacia. Por otra parte, existe la impresión de que el gobierno no creyó nunca que el conflicto llegaría a estallar en el plano bélico. Se tenía la impresión de que la actitud iraquí era un acto de bravuconería, y que frente a las masivas sanciones y despliegue militar de las fuerzas autorizadas por el Consejo de Seguridad, el gobernante de Bagdad terminaría por replegarse y acatar las resoluciones de Naciones Unidas 26 • De esta forma, un decidido apoyo a las sanciones de las ONU'se veía como la necesaria aplicación de una presión lo suficientemente fuerte como para evitar la guerra, en el entendido de que las sanciones terminarían por convencer a los iraquíes de la futilidad de seguir adelante con su ocupación de Kuwair 7 • De esta forma, el estallido mismo de las hostilidades resultó una consecuencia no anticipada ni querida por la diplomacia ecuatoriana, la cual hubiese preferido no sacrificar cierta buena voluntad entre los países medios más radicalmente tercermundistas y sobre– todo con aquellos países árabes que apoyaron a Hussein, con los cuales Ecuador ha mantenido fluidos contactos en el pasado 28 • El viraje de la diplomacia ecuatoriana a una postura claramente "prooccidental" en este problema específico, lo ha llevado un paso más lejos de lo que ha sido, desde 1972, un cierto consenso tercermundista y antiimperialista. Asimismo ha obligado a repensar el tema de la inserción ecuatoriana dentro del Movimien– to No Alineado. 26 Declaraciones a la prensa del presidente Barja, FBlS, 14 de enero de 1991. 27 Ver declaraciones del cancillerCordovezen la reunión del Consejo de Seguridad, FBlS, 7 de enero de 1991. También ver el anuncio de la cancilleria ecuatoriana publicado en dicho boletín en su edición del 17 de enero de 1991. 28 Esta preocupación por no sacrificar las buenas relaciones con países y grupos tercermundistas se puso de relieve por el hecho de que en medio de la Crisis del Golfo, en diciembre de 1990, el gobierno ecuatoriano recibió a una delegación de la OLP y reafirmó su apoyo a la autodeterminación del pueblo palestino y su derecho a crear un Estado soberano, con un reconocimiento mutuo y simultáneo de Israel y los palestinos y con la retirada de Israel de los territorios árabes ocupados. Esta visita y declaraciones concomitantes suscitaron las protestas del gobierno de Tel Aviv. Esto demuestra que Ecuador estaba muy consciente de la necesidad de no ligar el apoyo a Kuwait ya lacoalición pronorteamericana frente a lraq a un posible giro antipalestino o antitercermundista. Ver FBIS, 15 y 20 de diciembre de 1990.

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