Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992
ECUADOR: ¿PONIENDO FIN A LOS ESPECTROS '" 155 dentro de la frontera ecuatoriana lO , ¿Cómo puede ocurrir que exista tal discrepancia de percepciones? La respuesta es que en la zona de los inciden– tes la frontera no se ha delimitado nunca. En en primer ténnino, existen discrepancias de interpretación técnica respecto a la cartografía utilizada para la delimitación realizada en la década del 40 por la misión brasileña encabezada por el Capitán Braz Dias de Aguiar, la cual, en el trecho que corresponde a un sector de 78 kilómetros de longitud en las vertientes de la Cordillera del Cóndor, nunca fue aceptada por las partes 11 • Por otra parte, ya desde los años 50 Ecuador ha sido muy reacio a aceptar nuevos intentos por cerrar la frontera y tampoco ha facilitado los acuerdos que pudiesen haber subsanado las limitaciones descubiertas en la delimitación intentada previa– mente. Ecuador declaró entonces que el Protocolo de Río de Janeiro era inejecutable en el trecho señalado, debido a que los accidentes geográficos sobre la base de los cuales se trazaron los límites entre los dos países, resultaron inexistentes. Esta tesis de la inejecutabilidad del Protocolo se articuló posterionnente con la de supuesta nulidad. En efecto, por lo menos a partir la declaración de dicha nulidad, Ecuador no podía ser consecuente consigo mismo, si por un lado proclamaba viciado a dicho tratado y, por otro, daba su aprobación y participaba en actividades destinadas a darle cumpli– miento. Esta es la que se llamó la tesis de la "herida abierta". Por ella se pensaba que Ecuador podría mantener una presión pennanente sobre la diplomacia peruana e incentivar a que otros países -preocupados por la estabilidad regional- presionaran a Perú para que fuese más flexible. El problema de esta postura es que ha dado pábulo para la repetición de incidentes críticos que han llevado a'los dos países al borde de la guerra en más de una ocasión, y que han agriado el clima de sus relaciones. Por otra parte, en los enfrentamientos militares Ecuador se ha visto continuamente sometido al riesgo de tener que enfrentar solo a una fuerza annada numéri– camente muy superior a la propia, sin que exista la esperanza de que las principales potencias regionales pudiesen intervenir a su favor, dado que ellas son garantes del protocolo que Ecuador cuestiona. Hay que distinguir, pues, dos cuestiones diferentes: la de la nulidad del Protocolo de Río de Janeiro de 1942 y las consiguientes reclamaciones terri– toriales de Ecuador sobre un amplio territorio amazónico; y la de la delimi~ tación de la frontera en la zona de la Cordillera del Cóndor y el recurrente problema de la separación de los destacamentos fronterizos de ambos ejércitos 12. 10 Ver las declaraciones del canciller interino Mario Alemán en las que rechaza aseveraciones peruanas y que se reproducen en Úl Epoca, 3 de octubre de 1991. 11 "Ecuador y Perú buscan una solución pacífica", ÚlNaci6n, 30 de octubre de 1991. 12 De hecho esto se resolvió con un "pacto de caballeros" de separación de fuerzas y el establecimiento de una zona de seguridad destinada a evitar incidentes armados incontrolables. Ver "Perú y Ecuador pactan tregua informal", Úl Epoca, 5 de octubre de 1991.
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