Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992
146 DIEGO CARDONA C. y JUAN TOKATLlAN asunto. Frente a esta diferencia de intereses y visiones, el gobierno colombia– no ha pretendido generar relaciones maduras, transparentes y creativas entre las partes para traducir el conflicto en cooperación, y no en confrontación. No obstante, desde el lado colombiano no se descarta la evaluación de escenariosconflictivos probables en las relaciones colombo-norteamericanas. La memoria del "cuasi-bloqueo" norteamericano contra Colombia de enero de 1990, aún no se ha borrado. Ya no está el general MaxweIl Thurman al frente del Comando Sur estacionado en Panamá, pero sus planes de contingencia de conflicto de baja intensidad en Colombia, Bolivia y Perú, derivados del fenómeno del narcotráfico, aún están vigentes. La presencia de aviones estadounidenses sobrevolandoEnvigado (sitio donde está localizada la cárcel de Pablo Escobar) no deja de ser preocupante. Paradójicamente, cuando se festeja la distensión bipolar y se anuncia el fin de las confrontacio– nes, un país como Estados Unidos, tradicional y fuerte aliado de Colombia, parece querer convertirse en una "hipótesis de conflicto" potencial en los cálculos nacionales. Le tocará a Bogotá demostrar la madurez en el menejo de unos vínculos que en el país nadie desea que se exacerben negativamente. De allí que, en esta temática de las drogas, política exterior y defensa nacional tendrán que actuar en forma más coordinada -más como disuasión política que como dispositivo militar- ante situaciones complejas que pueden afectar la seguridad y la soberanía nacionales.
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