Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992

142 DIEGO CARDONA C. y JUAN TOKATLIAN el pluralismo, la convivencia y la posibilidad de disentir; y económicamente, en la medida en que se inserta en el modelo capitalista. En segundo lugar, al igual que el resto de América Latina, el país forma parte de la periferia del sistema mundial. En tercer lugar, a diferencia de la mayoría de los países de la región, Colombia ocupa un rango mediano: es un poder regional en el hemisferio, debido al tamaño de su población y riqueza de recursos naturales y a sus indicadores, su producción y nivel de exportaciones y su ubicación geográfica singular, entre otros. No obstante, respecto a otros países lime– dios" como México y Brasil, Colombia no ocupa el estrato superior de las naciones intermedias -aunque tampoco se encuentra en declinación como otros actores latinoamericanos. Colombia ha emergido como país "medio" en los 70, se ha proyectado en los 80 y puede consolidarse en los 90, gracias, en gran medida, al menor deterioro relativo de su economía ya su diversifi– cación productiva y exportadora. Sin embargo, para realmente asegurar su estatus regional, el país requiere de una capacidad científica y tecnológica endógena significativa, sin la cual le será difícil mantenerse en el nivel alcanzado e incrementarlo, y un ordenamiento interno más equitativo y equilibrado para garantizar la estabilidad y el desarrollo nacional. Ahora bien, esta triple pertenencia colombiana se ha tenido en cuenta en el diseño de la política exterior de Bogotá, en particular durante el gobierno del presidente Barco. Este hecho parece estar vigente en la elaboración yejecu– ción de la política internacional de Gaviria. Simultáneamente, yen un sentido más específico, de orden geopolítico, Colombia participa de una cuádruple inscripcion en el esquema latinoame– ricano: es un país andino, pertenece a la Cuenca del Caribe y a la del Pacífico y es, al mismo tiempo, un país amazónico. La participación colombiana en el Pacto Andino parece replantearen esta nueva década los objetivos básicos de la integración subregional. Dentro de este marco, se ha tenido en cuenta la situación real de los países andinos antes que abogar retóricamente por la integración per se. Colombia implementa un prqceso de apertura económica y de reorganización política, en especial a partir del establecimiento de la nueva Constitución de 1991. No es claro que procesos semejantes se den en todos los países vecinos. Porejemplo, la propia viabilidad del Estado-Nación en Perú se encuentra en una encrucijada, mientras que Bolivia casi monopoliza su comercio exterior regional (aproxi– madamente un 90%) con Brasil y Argentina y, por lo tanto, tiene de momento sus intereses colocados en el devenir del Mercosur; sólo una salida al Pacífico podría alterar esta situación. En esta dirección, quizás la vocación andina de Colombia para los 90, parece tender a orientar sus relaciones muy particular– mente hacia Venezuela y secundariamente con Ecuador. En resumen, si el Pacto Andino no marcha al ritmo en que están empeñadas las aperturas económicas colombiana y venezolana, el futuro del Acuerdo de Cartagena se verá comprometido.

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