Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992

140 DIEGO CARDONA C. y JUAN TOKATI.IAN miras a ampliar los escenarios de inserción de Colombia en las esferas diplomática y comercial. Ello era posible a mediados de los 80 cuando no era tan categórico el fin de la guerra fría, ni América Latina había "perdido" una década de crecimiento y desarrollo. El presidente Gaviria confrontó una realidad internacional vertiginosamente cambiante, y de lo que se trataba era de insertarse en los mercados mundiales a la mayorbrevedad posible, porque un país como Colombia no puede darse el lujo de esperar pasivamente transformaciones que en algún momento beneficien o satisfagan sus intere– ses. No es que en el actual presidente predomine la improvisación o sólo la poJítica de corte inmediatista. En su visión, las alternativas de corto plazo son escasas, prioritarias y deben ser aprovechadas. Además ciertos imperiosos temas domésticos acaparan la atención del Ejecutivo: desde la Asamblea Nacional Constituyente y la nueva Constitución hasta el diálogo con la Coordinadora Nacional Guerrillera y la entrega de narcotraficantes a la justicia nacional, entre otros. ¿Respice polum o Respice similia? Ello nos lleva a las relaciones con los Estados Unidos. Sabido es que a partir de la pérdida de Panamá, a comienzos del presente siglo se llegó a la conclusión de que para Colombia era necesario y preferible asociarse estre– chamente a Estados Unidos, intentando obtener de esa asociación (subordi– nada) beneficios para el país. Se designó a dicha doctrina con el término 11 Respice polum" ("Mira al polo"), haciendo alusión al Norte. Décadas más tarde, en el período presidencial de Carlos Lleras Restrepo, su ministro de Relaciones Exteriores y después presidente Alfonso López Michelsen, insis– tió en la urgencia y viabilidad de asumir una política dinámica hacia los países latinoamericanos y del Tercer Mundo, disminuyendo la significación excluyente para Colombia de una relación preferencial con Estados Unidos. Se denominó a esta política como el "Respíce similia" ("Mira a los que son semejantes"). En muchos de los análisis sobre política exterior colombiana durante los 80, se planteó una nítida dicotomía entre las dos posiciones y que podía caracterizarsea los diversos gobiernos nacionales según fueran del tipo 11 Respice polum" o" Respice similia". Un examen atento de las tendencias de las últimas dos décadas y a su proyección en los 90, muestra que las dos concepciones no eran tan contra– dictorias o antitéticas como se presumía, salvoen períodos muy breves, y que los gobiernos habían actuado de una u otra manera según los problemas de la agenda externa del país, a las contrapartes internacionales implicadas y consideraciones de orden global, regional y doméstico. Las actuales agendas internacionales, tanto multilaterales como bilatera– les, varían espacial y temporalmente, y son altamente mutables según las relaciones de fuerza predominantes, y la posición de los actores en diversos "tableros" diplomáticos y económicos. En ese sentido, la actual política

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