Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992

112 VILMA E. PETRASH sospecha y rechazo tácito en el continente. Al mismo tiempo, ciertos analistas de política exterior venezolana han acusado a Pérez de estar siguiendo un 11 doble estándar" respecto al régimen cubano. Según ellos, si se quiere lograr consistencia y acomodo a las nuevas realidades democráticas del hemisferio, la aplicabilidad de la Doctrina Pérez debe ser necesariamente extendida a todos los gobiernos de facto del continente, incluyendo a Cuba. El hecho de que la propia administración estadounidense recurriese a ese argumento como condición a la aceptación del principio de seguridad colectiva implícito en la Doctrina Pérez, permite explicar por qué los gobiernos de América Latina no siguieron al Presidente venezolano en esta ocasión. Desde una perspectiva más amplia, el acendrado miedo hemisférico a una intervención estadounidense en la región que, invocando un principio de seguridad colectiva para el logro de metas de "seguridad" hemisférica (v.g. contra países involucrados en la producción y tráfico de drogas), pre– sionara a sus socios hemisféricos a colaborar en la misma, constituye otro argumento en contra de la adopción del esquema de seguridad colectiva visualizado por Pérez. Un último argumento que explicaría el rechazo tácito del continente al proyecto de Pérez es que mientras éste puede ser efectiva– mente aplicado a países débiles como Haití, sería menos probable y viable respecto a países más poderosos como Brasil o Colombia, no sólo en razón de sus obvios costos militares y financieros, sino porque afedaría de manera significativa otras áreas de interdependencia bilateral o multilateraL 2. Denwcratizacion: Cuba La política exterior venezolana hacia Cuba ha sido uno de los factores limitantes de la adopción del esquema de seguridad colectiva propugnado por Pérez. Su renuencia a incluir al régimen cubano en cualquier esquema continental de seguridad colectiva, 10 ha llevado a adoptar un enfoque político-económico conciliatorio en relación a Castro. Con ello, Pérez aspira a un resultado dual: la definitiva reinserción de Cuba en el sistema interame-' ricano y persuadir allider cubano a iniciar un proceso de reformas económi– cas que transformen a la isla en una democracia yen una economía de libre mercado. En el interim, ha recurrido al mecanismo cubano-venezolano de consul ta bilateral, firmado en septiembre 1990, y continuado el acuerdo de triangulación comercial con Cuba y la Unión Soviética para proveer 60 mil barriles diarios de petróleo a la isla en contrapartida a la colocación por parte de la URSS del mismo volumen de crudos en el puerto de RoUerdam destinado a las refinerías venezolanas en Europa. 4 4 Dentro de este acuerdo de triangulación comercial, Cuba pagaría a la URSS con ventas de azúcar. Debido a la crisis político-económica de la URSS, que ha condu– cido asu desintegración a princi píosde diciembre, las dificultades en las entregas soviéticas han sido cubiertas por la empresa estatal de petróleo de Venezuela, PDVSA. Según declaraciones, a fines de octubre, de un ministro cubano, PDVSA podría consti tuir una asociación para operar, u operar directamente, la refinería

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=