Antecedentes, balance y perspectivas del sistema interamericano
Alberto van Klavercn f Los ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL SISTEMA ••• Clon alguna con Gran Bretaña, la potencia mundial por excelencia durante la mayor !parte del siglo XIX. Pero, aun prescindiendo de esta cruda realidad, no se encuentran antecedentes que demuestren que los Estados Unidos tuvieran al menos la voluntad política de detener la influencia inglesa. Por el contrario, durante gran parte del siglo pasado los Estados Unidos, que ya se estaban insinuando como potencia regional, contemplaron con indiferencia la expan– sió.n inglesa, a pesar de que ella parecía contradecir el texto de la Doctrina !M'onroe. Con respecto a las otras potencias europeas, cu– yas incursiones en América Latina fueron más políticas que econó– micas, la actitud norteamericana también fue de indiferencia, por lo menos durante toda la primera mitad del siglo pasado. Así, los norteamericanos no reaccionaron frente a la intervención de España en México (1829), frente a la anexión de las lslas Mal– vinas por parte de Gran Bretaña (1833), frente a las incursiones de británicos y franceses en el estuario del Plata (1838-1850). frente a la ocupación francesa del !puerto de Verac:puz (1838), frente a la anexión gradual de varios territorios centroamericanos por parte de Inglaterra, y frente a varias otras acciones europeas en la inquieta y atractiva región de América Latina. Hacia mediados del siglo XIX, esta situación experimentaría significativas 'variaciones, en la medi– da en que los 'Estados Unidos comenzaron a mirar con otros ojos a sus vecinos del sur. Este nuevo ambiente se traduciría en el sur– gimiento de dos actitudes bastante relacionadas entre sí: por una parte, los Estados Unidos consolidarían su territorio nacional a cos– ta de un país latinoamericano -México-, para después iniciar la construcción de una zona de influencia estratégica, poBtica y econó' mica en los paises cercanos a Norteamérica; y, por la otra, objeta– rían, primero débilmente y luego en un tono cada vez más alto, las acciones europeas en el continente americano. Dentro de la primera de estas actitudes se inscribe la anexión de Texas, las gestiones para incoIlporar a Cuba y al Estado mexicano de Yucatán a los Estados Unidos, una aventura filibustera en Ni– caragua y. por supuesto, la guerra con México, que trajo como con– secuencia la pérdida de aproximadamente la mitad del territorio mexicano y el aumento, en un 66%, de la superficie estadouniden– se. Cabe mencionar que la Doctrina íMonroe, convenientemente in– terpretada por el Presidente Polk en 18415, fue invocada para justi– ficar varias de estas acciones. íCon el paso de los años, la consolida– ción del territorio norteamericano fue seguida por la constI1uccÍón 'de una zona de influencia en torno a la nueva potencia, fenómeno
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