Antecedentes, balance y perspectivas del sistema interamericano
ANTECEDENTES. BALAXCE y PERSPEGI1VAS DEL SlSTEMA INTERAMER1CANO jes del mensaje anual que el presidente de los Estados Unidos, James íMonwe, pronunció ante el Congreso de su país el 2 de diciembre de 1823. En estas frases se establecían tres principios fundamenta– les: la no colonización de los continentes americanos por parte de las potencias europeas; la no interferencia de los sistemas políticos del Viejo MundO' en los asuntos americanos; y, la no intervención de los Estados Unidos en los asuntos internos de Europa. iEste último principio no era más que una derivacioI1 natural del tradicional ais– lacionismo estadounidense, fenómeno al que ya hemos aludido an– teriormente. La doctrina, que revistió la forma de una declaración del Eje– cutivo norteamericano en que éste no se imponía obligación jurídica alguna, despertó entusiastas reacciones en los Estados Unidos y en las nuevas naciones ihispanoamericanas, las que en varias oportum– dades le dieron un alcance que de hecho no tenían. Así, Colombia -dirigida en aquella época por Francisco de Paula Santander- se apresuró a inquirir al gobierna de Washington si los Estados Unidos concertarían un tratado de alianza para defender a América en cas') de ocurrir una amenaza europea; poco tiempo después, Argentina consultaba al gobierno norteamericano sobre la aplicabilidad de la Doctrina Monroe en el caso de -una guerra entre la monarquía bra– sileña y las Provincias del Plata. Ambas consultas fueron respondi– das en términos evasivos, señalándose que la doctrina era el resulta– do de un acto voluntario del iEjecutivo norteamericano, na teniendo las naciones extranjeras derecho a solicitar su aplicación. Otros latinoamericanos, entre ellos el chileno P<>rtales, recibieron la doc– trina con mayor escepticismo y juicio crítico, ya que vieron en ella un instrumento para extender la influencia norteamericana sO'bre to– do el continente. lA pesar de todas sus limitaciones, la Doctrina Monroe, con sus interpretaciones y variaciones posteriores, se transformó en un ele– mento tundamental de las relaciones, y como tal contribuyó pode– rosamente al afianzamiento del sistema interamericano. Al mismo tiempo, queda en claro que ella no coincidía con el ideal bolivariano en lo que respecta al ámbitO' geográfico en que se aplicaba, al con– tenido mismo de ambos idearios y al alcance que en definitiva tenían. Así, mientras Bolívar soñaba con la unificación de la Amé· rica antes española, Monroe se refería a todo el continente, es decir, a lo <¡ue se consideraba el HemisferiO' Occidental. Mientras Bolívar ambicionaba la unidad total o, en su defecto, la confederación, Monroe sólo insinuaba la posibilidad de una colaboración limitada.
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