Antecedentes, balance y perspectivas del sistema interamericano

Alejandro Magnet I LA REFORMA DE LA CARTA DE LA OEA ,leza que una práctica continuada conforme a una determinada vo· luntad política, sin violar las disposiciones existentes, ¡puede llevar, de hecho, a los mismos resultados. Otros cambios pierden su importancia o netesidad con la reforma del TIAR. Otras disposiciones, en fin, como las que incorporan avan– ces logrados en el ámbito' de Naciones Unidas no adquieren, alapa– recer en la Carta de la OEA, una importancia práctica tal, que jus– tifique todo un laborioso proceso de reforma. Hay, sí, evidentemente, una cuestión que es, en realidad, muy importante: el establecimiento de la seguridad económica colectiva, que es un objetivo perseguido por los países latinoamericanos desde que la OEA se institucionalizó hace casi treinta años. Pero ese obje– tivo podría lograrse a través de un instrumento internacional dife– ren te de la Carta misma de la OEA, como es el tratado cuyo ante– proyecto ya ha elaboTado el Consejo Permanente, y sin ligarlo, pues, a una reforma de la ICarta de la Organización. Aquí es dable aventurar una suposición. Es tan obvia la solución de negociar y establecer la solidaridad económica por un instrumen– to distinto de la Carta de la OEA, como lo es, Ipor ejemplo, el 'llAR, que surge inevitablemente la sospecha de que, al ligarse la revisión de la lCarta (y del Sistema) y la negociación de la solidaridad eco– nómica, se ha buscado poner en tela de juicio a la OEA misma. Esto corresponde a la realidad de las cosas y mejora la posición negocia– dora de América Latina frente a Estados Unidos, por lo menos en la medida en que los países latinoamericanos se mantengan unidos en esa posición y en que resulte verdadero el presupuesto de que los norteamericanos están interesados en el mantenimiento de la organización regional. La unidad, naturalmente, no se ha produci– do, pero sí se ha llegado a una situación de crisis larvada, aún no resuelta. El enfrentamiento se hi,zo aparente en el Consejo Permanente de la OEA al discutirse y votarse los proyectos elaborados por la CEESi. En esa etapa, Estados Unidos quedó solo frente a los demás miem– bros de la Organización. En la sesión de 26 de noviembre de 1975, declaró el embajador Mailliard, delegado de Estados Unidos: ' "Mi delegación ha arribado a la conclusión de que nuestro es– fuerzo colectivo para reformar y reestructurar a la OEA, esfuerzo que con tanto entusiasmo se inició hace'casi tres años ... , no ha tenido éxito. El proyecto de Carta que está a punto de nacer tiene poca semejanza cón el proyecto de reformas básicas y profundas que to– dos' hemos deseado.

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