Antecedentes, balance y perspectivas del sistema interamericano

ANTECl!.DENTU, BAr,ANCE y PERSPECTIVAS DEL SISTEMA INTEIlAME.\lICANO ponde a la Secretaría General "asesorar a los otros órganos, según corresponda, en la preparación de los temarios y reglamentos". d) lAl comienzo del actual arto 124 se dejaría establecido que "en el cumplimiento de sus obligaciones específicas, la Secretaria General se ceñirá al carácter técnico y administrativo de sus atri· buciones". En buena parte, ésta parece ser una reacción no ante una situa– ción jurídica formal que confiera determinadas atribuciones de re– presentación, iniciativa y :participación a la Secretaría General, sino ante la actuación personal de los funcionarios a cargo de la Secre– taría General y de la Secretaría General adjunta. Además, en la misma medida en que se ha venido desarrollando lo que se ha llamado "el nacionalismo latinoamericana", y presen– tando de manera normal un enfrentamiento de posiciones entre la América Latina y Estados Unidos dentro de la OEA, se ha agudizado la sensibilidad latinoamericana ante cualquier posibilidad de que la Secretaría General pueda vO'lver a convertirse en un fuerte punto de apoyo para la política norteamericana, como más de una vez ha ocurrido en el pasado. Al revés de lo sucedido cuando se discutió en lPanamá la refor– ma de 1967, ahora se ha abierto la puerta para que la sede de la OEA pueda establecerse fuera de Washington. Un artículO' nuevo (92) dispone que "el Consejo Permanente y la Secretaría General ten– drán la misma sede, determinada en el Estatuto del Consejo Per manente". Como le corresponde a la Asamblea General aprobar ese estatuto, resulta que este órgano podría cambiar la sede de la Or– ganización. Lo dificil será que los países latinoamericanos se :pongan de acuerdo a ese respecto. Lo más pro:bable es que, gracias a los recelos y envidias nacionalistas, corrientes en América Latina, cada país de este continente prefiera que la sede de la OEA siga en Wash– ington a que se instale en el territorrio de uno de sus pares. Por otra lado, la inestabilidad política latinoamericana con el frecuente surgimiento de regímenes dictatoriales, así como el hecho de que Washington es el centro diplomático para los efectos de la coope– ración económica interamericana, aconsejan mantener el asiento de la OEA en esa capital. Al terminar de hacer este recuento surge, naturalmente, la pre– gunta de si era -o será- necesario hacer toda una reforma de la Carta para efectuar los cambios referidos. Porque, si se examinan las proposiciones, aparece que los cambios de estructura o de orga– nización son realmente mínimos y, en muohos casos, de tal natura- 102

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