Desarrollo de la Antártica

Sergio Sepúlveda G. ! EL MARCO GEOGRÁFICO DEL DESARROLLO ANTÁRTICO ción con que cada país encare la "aventura antártica" en el contexto de ese fundamental mecanismo jurídico que es el Tratado Antár– tico. n. EL HABITAT ANTÁRTICO La l1,f?spuesta <nacional: el hábi,tat antártico. Nuestro país posee ell la actualidad cuatro bases antárticas permanentemente ocupadas y activas desde el punto de vista científico, y cinco refugios temporal– mente ,ocupados, que permiten la sobrevivencia y el trabajo de al– rededor de cincuenta personas. En cuanto a las posibilidades de administración y manejo del espacio antártico, estos asentamientos humanos son periféricos, rasgo que, por lo demás, constituye la re– gla general, en el continente, salvo para las instalaciones de las grandes potencias. Geográficamente, nuestras bases se encuentran en una posición prácticamente subantártica, considerando que la más austral de ellas, la General Bernardo O'Higgins, se emplaza desde 1948 en los 63°19' sur, y que el refugio temporal, ubicado más al sur, es el Comodoro Guesalaga en los 67°47' sur. Como patrón de poblamiento efectivo, este hábitat antártico es hoy en día más restringido en el espacio y menos denso en dotaciones humanas que años atrás. El rigor y la peripecia antártica explican en parte esta pérdida de importan– cia como ya se ha insinuado. La base científica Luis RisopatróIl, revantada especialmente durante la operación \Antmica 1956/57 all lado de la Base OHiggins para apoyar las pesquisas del Año Geofísico IInternacional, fue devastada enteramente por un incendio en 1958; la Base :Pedro Aguirre Cerda fue destruida por las erupcio– ciones volcánicas en 1967, y la Base Presidente Gabriel González Vi– dela, creada en 1915'1, en la Tierra de O'Higgins, se encuentra inac– tiva; siendo precisamente la de ubicación más austral, 64Q49' latitud sur. La materialización del habitat antártico implica una primera res– puesta vital y un hecho de hegemonía humana sobre el medio polar, que trasunta una adecuada elección del lugar de emplazamiento de la estación, el manejo de tecnologías, de nociones arquitectóni. cas y de apoyos logísticos dirigidos a asegurar la sobrevivencia y a vencer el aislamiento impuesto por el largo invierno polar. En el caso chileno, ha implicado la importación de patrones de confección propios de la tradición urbanística nacional y la adaptación sucesiva y actual de las bases al medio polar a través del tiempo y con opor– tunidad de cada operación antártica. El quehacer de esta experiencia

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