Desarrollo de la Antártica
EL DESARROLLO DE LA ANTÁRTICA En el campo de la investigación aplicada de las comunidades bió– tieas útiles al hombre en un plazo eventualmente corto y a una es– cala masiva, no podemos dejar de enfatizar la enorme importancia que deberán tener para el país los resultados de la expedición orga– nizada por el IFOP en el verano de 1975 en el pesquero de alta mar "Valparaíso", con fines de prospección, pesca experimental y alma– cenamiento del krill antártico (Euphasia superba) . Lo" hombres antáTticos y la difícil identz"ficaciónl con el terr$~toTÍo. El balance de las condiciones físicas y bióticas del sector antártico chileno y del conjunto ,de la Antártica, nos indica que es un anecú– mene perfecto, donde los grupos humanas no pueden sobrevivir permanentemente sin recurrir a elementos y tecnologías especiales de protección del medio ambiente natural. Los especialistas europeos y americanos del ámbito polar y austral emplean con propiedad la expresión de tierra frígida, y un literato chilena definió también, expresivamente, a la Antártica: "como el continente de los hombres solos", para enfatizar el carácter repulsivo de las tierras heladas y aisladas del casquete ;polar. Pero más allá de las figuras metafóricas, que son superadas por la realidad, al desarrollo geográfico le inte– resa subrayar el hecho de que la Antártica plantea en nuestros días un desafío de coloni'zación que no tiene precedentes en tooa la historia de la humanidad, debido al permanente problema de la so'brevivencia y de la falta de solidaridad con el medio. tEn oposición al Artico, nunca existió aquí un género de vida fundado en la aso– ciación o trilogía vital entre líquenes, renos y los grupos lapones y esquimales, por ejemplo, de manera que todos los magros elementos poblantes son modernos y ajenos al medio polar. A diferencia de las fronteras de poblamiento características de las zonas extrapolares, la implantación antártica carece de motivación espontánea, de incenti– vos económicos inmediatos a partir de la explotación especulativa de ciertos recursos básicos, de posibilidades ciertas de desarrollo de ru– bros de autosubsistencia ligados al medio continental, de migraciones llamativas de ¡población, etc. En consecuencia, el actual modelo de ocupación humana es imperativamente inducido en función, en pri– mer término, de esquemas geopolíticos y subsidiariamente de propó– si tos económicos a largo plazo con miras al abastecimiento de la;, regiones extrapolares. El desafío está planteado, y la respuesta, nea– sariamente desigual, dependerá de los niveles de desarrollo, de la capacidad de recursos, y de tecnología y de la desafiante imagina- 60
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