Desarrollo de la Antártica
Sergio SejJúlveda G. ! EL MAROO GEOGRÁI'ICO DEL DESARROLLO ANTÁRTlOO de una relevante secuencia sedimentaria marina y continental de sarrollada a 10 largo del mesozoico y de otras unidades sedimentá· reas correspondientes al Terciario. iLa potencia de los sedimentos fluctúa entre 500 y 3.üOO metros por lo menos, en el tramo insular su'bantártíco que se extiende entre las Shetland del Sur y la isla de James Ross, en el mar de WeddelL En la misma área los estratos se– dimentarios, al parecer, tienen una significación económica potencial, debido a la similitud de algunos materiales con las areniscas petrolí– feras de Sprinhill. El volcanismo funcional y el tectonismo de bloques dan testimo– nio de la inestabilidad geológica de la Antártica Occidental en opo– sición con el macizo antiguo, cristalino y rígido que distingue al sec– tor orÍe;-¡tal del continente. La debilidad de la corteza que registra una buena porción del territorio antártico éhileno, permite asociar– lo con otras distantes regiones que tampoco han completado su evo– lución orogenética (v. gr. altiplanicie mexicana, Centroamérica y América Caribe). Desde este punto de vista, en nuestra Antártica. al igual que en las regiones indicadas, todavía se construyen formas y edificios volcánicos. Acciones eruptivas recientes han producido, en efecto, bruscos cambios geológicos y ge:::morfológicos que en de– finitiva !han llegado a afectar catastróficamente los asen.tamientos humanos. Es el caso de la base Pedro Aguirre tCerda, que debió ser abandonada el 4 de diciembre de 1967, a consecuencias de una in– tensa activid"ld volcánica submarina que se desencadenó en la Isla Decepción. 11 fenómeno dejó como secuela la aparición de varios cráteres nuevos, la formación de una isla con materiales efusivos, (isla Yelcho) y de un Mar litoral. Una erupción parecida deter– minó en 1969, en la misma área volcá'nica, la destrucción de la base inglesa: John Biscoe. El reconocimiento geológico de la Antártica aparece como una tarea fundamental para el desarrollo del territorio polar ¡mstral, puesto que está íntimamente ligado a la prospección exitosa oe lOS recursos no renovables existentes en la región. En el sector chileno estos recursos, conocidos en gran parte gracias a la labor de los geó– logos, consisten principalmente en hierro, cobre, (Isla Anvers y Ar chipiélago de IP'almer), calizas (Isla Livingstone, Alejandro 1 y James Ross); carbones del tipo antracita en las montañas transantártícas, petróleo y gasenglohados en los sedimentos terciarios de las plata– formas continentales, fuentes geotérmicas, etc. Muy plausible y prác– tica es, en consecuencia, la inicia tiva del Programa de Investigación Científica del INACH, de facilitar el estudio geológico del territorio 55
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