Desarrollo de la Antártica
Sergio Sepúlveda G. / EL MAROO CEOCRÁFlOO DEL DESARROLLO ANTÁRTIOO En la actualidad, la superficie cubierta, equivale aproximadamen– te a un 20 % de las áreas litorales y oceánicas adyacentes al extremo norte de la Tierra de O'Higgins. La importancia práctica de estos levantamientos es muy apreciable en la medida que señalizan cor. gran precisión técnica las profundidades, las corrientes y los escollos que interesan a la navegación en un ámbito geográfico que depen– de vitalmente de este medio de transporte. Aparte de la labor de las dos instituciones nombradas, no podría– mos dejar de mencionar la contribución de los geodestas de la Uni– versidad de Chile, operando especialmente el ¡PUar Astronómico, en el triángulo ¡Punta Spring, Isla Barros y Punta Charles, y apoyando con el método aerofotogramétrico el estudio glaciológico del Gla– ciar Cayley. En suma, el levantamiento cartográfico, todavía muy preliminar y parcial del territorio antártico chileno, guarda relación, al parecer, con el actual grado de implantación humana y es reflejlJ, posiblemente, de una limitación de recursos propia de los paises en vías de desarrollo. Parece deseable que un impedimento de esta naturaleza sea superado en el futuro y que por la vía de la coope– ración científica antártica se acceda a los modernos procedimientos que operan los países más evolucionados (observaciones por satéli· tes del tipo experimentali H[)opplen" y HErts" de programa del USAlR'P, por ejemplo), en función más particular propios progra– mas de investigación y en procura de una mejor calificación de los especialistas en investigación antártica. El análisis geográfico del te1"Yitorto. Con una honestidad no exen– ta de preocupación debo reconocer que hasta ahora no se ha lleva– do a cabo un análisis propiamente geográfico y 'Verdaderamente ex– haustivo del territorio antártico chileno. Las razones de esta situa– ción son diversas, pudiéndose destacar entre ellas la insuficiencia de geógrafos es.pecializados en la investigación polar y la falta de opor– tunidades para adquirir una experiencia antártica de terreno. En verdad, muy pocos son los geógrafos nacionales que han tenido el privilegio de trabajar científicamente en la Antártica durante una estada en la breve temporada de verano. No obstante, importa desta– car que un geógrafo de la Universidad de 'Ohile estuvo presente en las actividades pioneras de implantación antártica pOT los años 1947 y 1948. De esa participación quedaron las primeras observaciones geomorfológicas de las costas antárticas que, entre otras cosas, esta– blecieron las marcadas diferencias de las formas litorales existentes en las dos vertientes de la península antártica, la interesante analo– gía de las costas e islas que miran hacia el mar de Bellingshausen 53
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