Desarrollo de la Antártica
EL DESARROLLO DE LA ANTÁR.TICA dición en el Gobierna y medios científicos, no los hubo menores en la prensa y entre la oficialidad de la Marina de Chile, circunstancias éstas que posteriormente el sabio sueco consignaría con reconocimien– to. Sensiblemente la expedición antártica, proyectada para el verano austral de 1896-97, no llegó a materializarse, pero aunque fallida, ella y la preocupación ciudadana surgida en torno a la misma, pu– sieron en evidencia la importancia con que se consideraba en el país los asuntos referidos al distante territorio meridional. Chile, definitivamente, estaba señalado y reconocido coma un país con in– tereses polares. Tan cierta. era esta realidad que, en 1901, al retornar del Antár– tico la expedición belga comandada por Adrien De Gerlache, uno de sus científicos, el Dr. Henryk Arctowski incluyó a Chile entre las naciones con intereses ,polares al postular el establecimientO' de una cadena de estaciones meteorológicas destinadas al estudio de la cli– matología polar, ello para dar cumplimiento a las recomendacio– nes de los últimos congresos internacionales de geografía (Londres, 1395, y Berlín, 1699), en orden al progreso del conocimiento cien– tífico de la Antártica. ACTl'VIDADES JURISDICCIONALES, ECONÓMICAS, CIENTÍFICAS Y HUMANITARIAS, 1902-1918 En ,Punta Arenas, puerto de paso obligado de ida o retorno entre América y el continente austral, el interés por cuanto se refería a las tierras yaguas polares pasó a constituirse en cosa hahitual. Genui– na expresión es la preocupación permanente del diario "El Maga~ llanes", órgano que ya desde los últimos años del siglo XIX y con mayor énfasis a contar de 1901, a,bogaba por la participación de Chile en la exploración científica de la Antártica y por la protec– ción de la riqueza ,pelágica y pelífera de las aguas australes. Fue en ese ambiente que la más progresista de las compamas ar– madoras de iM'agallanes, Braun & Blanchard, llevó a cabo en 1902 una empresa pionera: el envío de goletas de su insignia en opera– ciones de caza de lobos finos al litoral de las islas Sthetland. Sus frá– giles embarcaciones -de las que se /han conservada nombres, Arohie, Piohincha y Rzppling Wave- fueron así las primeras en pasear el pabellón nacional chileno en los mares antárticos. La explotación de mamíferos marinos de piel fina interesó tam– bién a empresarios del centro de \Ohíle, como ,Pedro {Pablo Benavi- 4 2
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