Desarrollo de la Antártica

Osear Pinochet de la Barra í BASES PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO ••• no podría ser controlada antes del verano siguiente, en el mejor de los casos. En las primeras semanas después del accidente, 2.50Q: ba– rriles de petróleo y 34.000 metros rúbicos de gas se esparcerían cada día en el mar. En condiciones normales, aunque la perforación de un pozo de socorro para detener ei escape demande cierto plazo, es posible desarrollar simultáneamente operaciones de limpieza. La formación de la barrera de hielo en el Mar de Beaufort, a partir del mes de octubre, ihace com,pletamente imposible actividades con– sideradas como corrientes en el golfo de México o frente a Califo'-– nía". "Apretado bajo la espesa barren del Mar de Beaufort, el petró– leo se extendería a lo largo de los territorios del noroeste y de Alas– ka, sobre centenares de kilÓmetro~. Las consecuencias para el frágil ecosistema del Artico serían desastrosas. La destrucción del plancton, el primer eslahón de la cadena alimentaria, causaría la muerte de numerosos peces y afectaría las migraciones de unas 800 ballenas que vienen normalmente al Mar de Beaufort durante el verano. En la primavera, 70.000 focas llegarían como de costumbre a esta :te– gión, pero el número de nacimientos se vería considerablemente re– ducido por la contaminación de la barrera. Los osos polares, que se alimentan de focas, se verían a su vez afectados. Los nativos de la región, último esla-bón de la cadena, perderían una buena parte de sus fuentes de entradas, la cala y la pesca, sin tener siquiera la esperanza de beneficiarse con un eventual boom petrolífero". Alguien podría pensar que todo esto no es más que una exage· ración; pero el :periodista canadiense no ha terminado. Sus palabras siguientes deberían inducirnos a la leflexión: "Sería sin duda nece– saria una decena de años para borrar todas las huellas de un escape que habría durado 2 años". Con todo, la Imperial Gil está optimista de sacar su primer pe· tróleo del Artico en 1983, calculándose que las reservas son mucho más grandes que las norteamericanas de la bahía IPrudhoe. Los gas– tos de perforación en junio-agosto de 1976 llegaron a la astronó– mica cifra de 33 millones de dólares por pozo, pero, al parecer, nada es demasiado caro desde que en octubre de 1973 101) pa(ses árabes multiplicaron varias veces el precio del combustible. IV. VOLVAMOS AHORA AL ANTÁIDrIco Los dos primeros ru bros del desarrollo económico de la Antártica son el krill y el petróleo. La indmtria del krill está en plena etapa inicial.

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