Desarrollo de la Antártica
EL DESARROLL'Ü DE LA ANTÁRTICA De acuerdo con lo señalado por la Interna tiona1 Whaling Statis– tícs (1976), cuando se celebró la 27 3 reunión de la CBr en 1975, se establecieron los siguientes acuerdo:. para regular la caza pelágicJ. de cetáceos en la Antártica, durante la temporada 1975-76: l. Las capturas de ballenas de aleta, boba y de Bryde, se podrán efectuar en el período comprendido entre el 12 de diciembre y el 7 de abril, ambos días inclusive. 2. La captura de cachalotes queda restringida a ocho meses. 3. La captura de ballenas minke queda restringida a seis meses. 4. Se prohibe capturar ballenas fin, de menos de 17 m., ballenas boba y de Bryde, con menos de 12 m., y cachalotes, con menos de 9 m. 5. Se prohibió, además, cazar ballenas azul, jorobad¡¡ y franca, co– mo asimismo toda hembra con cria. Cabe destacar que Chile no es miembro de la CEl, entre otras ra. zones, debido a que no se aceptó su posición respecto a la sobera– nía de las 200 millas marinas. Además, ¡Chile no realiza captura de cetáceos en la Antártica. Actualmente posee sólo una planta ball:;– nera terrestre, la que trabaja casi exclusivamente en la captura de cachalotes. Al respecto, cabe mencionar los datos proporcionados por Arriaga (1976), que indican una captura de 1.987 animales entre los años 19&8 y 1974, con un promedio de 283 animales por año. Chile, Perú y Ecuador formaro:). en 1952 la Comisión Permanen– te para la Explotación y Conservación de los Recursos Marinos del Pacífico Sur. Esta Comisión (cpss), al igual que la CBI, posee regla– mentos que regulan la captura de cetáceos y velan por su conser– vación, bajo la autoridad de Comités iGientíficos Asesores. La preocupación a nivel mundi;¡l por la protección de los gran,· des cetáceos y de los mamíferos marinos en general llevó al Comi– té de Pesca de la Organización de las Naciones Unidas para la Agri. cultura y la Alimentación, a pedir en 19<72, que se hiciera un estu– dio sobre la situación actual de lo~ mamíferos marinos. :Este estu– dio le fue encargado al Comité Asesor sobre Investigaciones de los Recursos ¡Marinos (CAIRM), el que creó un grupo de trabajo para wmplir con esa tarea. Este grupo se asewró por numerosos cientí– ficos, especialmente por intermedié> de cuatro grupos de trabajo: I. Ballenas; n. Pequeños cetáceos y sirénidos; IlL Focas y Nutrias ma– rinas, y IV. rl''roblemas ecológicos y generales. La labor finalizó en sendos informes, los que fueron presentados 218
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