Desarrollo de la Antártica
EL DESARROLLO DE LA AI'HÁRTlCA tir de 1929, la Convención Internacional para la Regulación de la Caza de Ballenas (nacida en 1931 en Italia) brindó total protec– ción en 1935 a la ballena franca, proihibiendo la caza de hembras con ballenatos (crías). Posteriormente, el año 193,7, se firmó en Londres el primer acuer– do internacional sobre la caza de ballenas, fijándose áreas, tempo– radas de operaciones y tamaño' mínimo para la captura de algunas especies. Esta reunión se denominó Conferencia Internacional Ba– llenera. Con posterioridad, en 1'946, se celebró en VSA una Convención In– ternacional para la Caza de Ballenas, donde se creó la Comisión Ballenera ;Internacional, que debe reunirse cada año para dictar normas sobre conservación y fijar cuotas o contingentes de captu– ra. Esta Comisión se reunió por primera vez en 1949. Debido a la importante reducción de la población de ballena amI en aguas antárticas, a partir de la década de 1930 se introdu– jo por primera vez la Unidad de Ballena Azul, aplicable a la caza pelágica en aguas antárticas, criterio que continuó utilizando la CB! hasta el año ,1972. Así, en las primeras temporadas, luego de fina– lizada la Segunda Guerra Mundial, la CBI estableció una captura permÍsible de ,16.000 VRA. Ante la gran extracción de cetáceos en aguas antárticas, el Comité Científico de la CB! constantemente infor– maba a esa Organización sobre el peligro que para las poblaciones de cetáceos significaba el uso de la VBA; peto sus advertencias no fueron consideradas. ¡Finalmente, en 1960, a pesar de trabajar en con– diciones adversas, se estableció un Comité constituido por tres cien– tíficos (Comité de Tres) , a los que se les asignó la tarea de evaluar las poblaciones de ballenas en aguas antárticas, tarea que finalÍzó en 1963. Durante esos tres años se desató una cacería Índiscriminada de cetáceos, llegando a superar las 16.000 VBA. lEn el informe presentado por la CiQmisÍón de Tres en el año 1963, te señalaba que, tanto la baIlen'! azul como la ballena jorobada. se hallaban en serio peligro de ex~inción, por lo que se recomenda– ba que su captura se prdhibiera de inmediato. Asimismo, recomendó h eliminación de la IffiA, sustituyéndola por cuotas por especie. Es– ta cuerda recomendación heoha sobre base científica, fue ignorada por las industrias balleneras. Los intereses económicos de estas in– dustrias impedían que se reglamentara adecuadamente las capturas. Para la temporada 1963-64, el Comité Científico, señaló que la industria no podría cazar más de 8.500 VBA; sin embargo, la vota- 216
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