Desarrollo de la Antártica

Daniel Torres N. I EXPLOTACIÓN y CONSERVACIÓN DE MAMÍFEROS ••• explotación de la foca elefante. Algunos balleneros cazaban cada año algunos pocos leopardos marinos, especialmente por su piel, pero en muchos casos la preparación de la piel resultaba muy problemática para el cazador, por lo que el sacrificio de los animales resultaba en vano (Bonner, op. cit.) . En resumen, la actividad lobera y foquera estaba destinada exclu– sivamente a la obtención de pieles y a la obtención de aceite, respec– tivamente, sin utilizar los restos de los animales. El gobierno británico, para evitar que se continuara con una ma– tanza indiscriminada, dictó algunas ordenanzas (ver medidas de pro– tección), las que culminaron con la división de la costa de Georgia del Sur dejando sectores abiertos a la caza y otros vedados. Fue la Compañía Argentina de Pesca -primera compañía ballenera estable– cida en Georgia del Sur-, la que fue autorizada para cazar focas (Bon– ner, 1958) . Cabe destacar que, a partir de 1952, el Dr. Richard M. Laws inició el estudio de los elefantes marinos en Georgia del Sur, cuyos resultados sirvieron de base para tomar medidas de conserva– ción. La explotación de la foca elefante en Georgia del Sur cesó en 19tH, siendo así la especie que tuvo que soportar una explotación desme– dida y luego una expl10tación regulada, hasta su protección total. b. La explotación actu,al A.unque resulte inapropiado utilizar el vocablo explotación, dada las actuales medidas de ,protección que favorece a los pinípedos en aguas antárticas y subantárticas, preferimos utilizar el término debido a que, de una u otra fu,rma existe remoción de animales, ya sea con propósitos científicos o con propósitos de hacer evaluaciones de una posible explotación a gran escala. Los datos que entregamos a COIl– tinuaci~n respaldan esta opinión. Como se verá más adelante, cada nación posee reglamentos y leyes que protegen sus recursos naturales renovables, como también existen disposiciones internacionales que protegen los recursos vivos de la Antártica, como patrimonio de la \humanidad. Sin embargo, existe un cierto número de remociones que pueden justificarse y otras que deberían suspenderse, como lo señalaremos en su oportunidad. Las medidas de protección puestas en práctica por las Naciones Sig– natarias del Tratado Antártico han permitido que las poblaciones de pinípedos se encuentren en proceso de recuperación. Sin embar– go, con propósitos científicos. Pero algunos animales son sacrificados

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