Desarrollo de la Antártica

EL DESARROLLO DE LA ANTÁRTICA Sur, Islas Malvinas y Georgia del Sur, los loberos norteamericanos e ingleses durante el siglo pasado (Aguayo et. al.. en prensa) . De acuerdo con la información proporcionada por Cabrera y Yepes (1940), ya en 1919 los loberos de un solo buque lhabían capturado 50.000 animales, yen el verano de 1821 a 1822 se cazaron 320.000 ani– males. lEsta última información difiere un poro de la que entrega Laws (1973) cuando señala que en esa temporada, por lo menos 47 buques americanos y británicos obtuvieron 250.000 pieles y varios cientos de animales fueron muertos y se perdieron. Bonner y tLaws (1964), citan textualmente a Webster (1834), que visitó las Shetland del Sur en 1829, en una de cuyas frases señala que ellos no vieron ni un soJo lobo fino durante su visita al grupo de las 6ihetland del Sur, cuando pocos años antes, incalculables multitudes cuhrían las playas. La cacería incontrolada no sólo tuvo como escenario las más im– portantes islas del Arco de Escocia, sino que también se realizó en casi todas las islas que rodean el Continente Antártico. Presentar mayores detalles del cuasiexterminio de las poblaciones de lobos finos en las islas subantárticas, no es el objeto de este traba– jo, ya que sólo pretende dar una visión general del problema; sin embargo, para mayores detalles, se pueden consultar los trabajos de Bonner (195iSa, 195.81b, 1964 Y 1968) Y de Bonner y Laws (1964) . Con respecto a la cacería de focas, creemos que es pertinente Be– ñalar, en breves líneas, algunos datos. La notable disminución de las poblaciones de lobos finos fue la causa primordial por la que los loberos comenzaron a dar caza al elefante marino, Mirounga leonina} con el propósito fundamental de obtener aceite. La explotación de esas focas se hizo con el mismo cn· terio. con el que se cazó lobos finos (King, 1964), de tal modo que a fines del siglo XIX su explotación ya no era lucrativa. Según Laws (1%0), el stock de elefantes marinos en Georgia del Sur había disminuido tanto, que después de 18615, pocos buques visi– taban la isla y ya en 1880 resultaba antieconómico cazarlos. \Eventualmente, a fines del siglo XIX} Georgia del Sur era visitada sólo por balleneros estadounidenses, que esperaban obtener aceite de foca elefante, como parte de la carga, y tal vez algunas pocas pieles (Bonner, 1958b) . Con relación a otras especies de focas antárticas, podemos señalar que la caza de focas de 'Veddell (Leptonychotes weddelli) y de focas leopardo (Hydrurrga leptonyx) era esporádica y no contribuía a incrementar en gran medida la cantidad de aceite obtenido de la 19 0

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