Desarrollo de la Antártica
Daniel Torres N. I EXPLoTACló;o.¡ y CONSERVACIÓN DE MAMIPEROS ••• Exterminados los lO'bO's finos en las Malvinas, la cacería fue dirigi– da hacia 'otras islas, especialmente en las Georgia del Sur. Según Laws (1960), la industria 100hera comenzó pocO' después que Cook redes– cubrió esas islas en 1775. Fueron los informes de ¡CO'ok sO'bre la abun– dancia de fO'cas y ballenas lO's que desencadenarO'n la ola de aventu– ras tras la caza de mamíferO's marinO's, a partir del añO' 1791, cuandO' salió de los puertos ingleses y de Nueva Inglaterra (Estados Unidos de NO'rteamérica) un' ejércitO' de IO'berO's y ballenerO's (Aguayo y Ma– turana, 1972) . La presión extractiva fue de tal magnitud, que en el añO' 1800 en esas islas se encontraba la tripulación de treinta y un buques lobe ros, uno de los cuales obtuvO' 57.000 pieles. Se ha estimadO' que has– ta el año 1822 se habían extraídO' 1.250.000 pieles de GeO'rgia del Sur (King, 1964). Estos datos sO'n semejantes a los propúrciO'nados pO'r Laws (1973), cuandO' cita a WeddelI (1825), quien calculaba que pa– ra el añO' 1822 la extracción fue de por lo menús L2üO'.OOO pieles, lO' que significaba la virtual extinción de la especie. Sin embargo, la ac– tividad lobera cO'ntinuaba, ya que en ,1830, según BO'nner (19518b), el buque "Elizabeth Jane" había O'bttnidO' 600 pieles, cantidad exigua cO'mparada con lO's miles de pieles que un solO' buque cargaba en añO's anteriúres. EstO' significaba que el negocio de las pieles en esas islas comenzaba a declinar, de tal modO' que la actividad disminuyó nO'ta– blemente, permitiendO' que la pO'blación de lobos finos tuviese una parcial recuperación, hecho que se evidenció en 187ü. Según Bonner (op. cit.), en ese año el buque "Flymg Fish" O'btuvo 500 pieles, con 10 que la población fue prácticamente exterminada. Así, en el añO' 1906" según Bonner, O' en 19141, según Laws (19713), en Georgia del Sur se obtuvo el último cargamentO' de 170 pieles. La especie de lobo fino explotada en Georgia del Sur era Arctoce– Phalus gazella, la misma que sufriría la acción del hombre en O'tras islas de las aguas antárticas. El descubrimiento de las Shetlanu del Sur pO'r el Capitán William Smith en 1819, abrió nuevas perspectivas para la caza indiscrimina– da de otáridO's que venían realizandO' en las costas de América del Chile, siguiendo luego la costa del Atlántico Sur, hasta Río de Jan.eiro, inclu– yendo las islas que enfrentan a esas costas (Isla de Los Estados, Malvinas, etc.). La sub·especie A. a. galapagoensis es propia de las Galápagos. En Chile, actual– mente, se halla A. austra/is desde Chiloé al sur.
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