Desarrollo de la Antártica
EL DESARROLLO DE LA ANTÁRTICA que constituyen la captura pesquera mundial, cifra aproximada de los últimos cinco años. Dada su composición química de 14,6% de proteína, 4,2% de lí– pidos y 7'8,7% de agua (Yanase, 1971) y su sabor agrada.ble, este recurso podrá utilizarse en la alimentación humana. También podrá usarse en la fabricación de alimentos para animales y como agre– gado en abonos. tEn la actualidad hay por lo menos seis naciones que tienen pro– gramas activos de prospección y producción experimental de knll. Luego, existe una tecnología en rápido desarrollo y es muy proba– ble que esta pesquería sea una realidad a corto plazo. Cefalópodos (calamares y pulpios) En la zona antártica y subantártica existen alrededor de 25 especies de cefalópodos que podrían utilizarse en la alimentación humana. Hasta ahora, son pocas las prospecciones de la z'ona antártica que se han hedho con el fin de establ'.'!cer nuevas pesquerías de este re– curso, y carecemos de estimaciones dIrectas de su magnitud. No obs– tante, Voss (1973) señ,ala que la población de cachalotes, estimada en unos 500.000 individuos, consume aproximadamente 50 millones de toneladas de calamares por año; otras estimaciones son del orden de 13,5 millones de toneladas anuales. !La captura de este recurso exige técnicas especiales, debido al desarrollo del sistema nervioso y la visión en esl!Os organismos. Son predadores de reacciones rápidas que se agrupan a ciertas horas del ciclo día-noche. Peces De un total aproximado de 110 especies de peces del Océano Austral, existen unas 11 de interés económico potencial. Dos de estas espe– cies figuran en el Anuario de Pesca (FAO), en el período 1970-74. Los totales capturados de estas especies en esos cuatro años son 140.0Q¡0 y 730.000 toneladas para cada una. En la actualidad, no existen estimaciones de la magnitud de la biomasa ni de los stocks de estas once especies de interés potencial. Los conocimientos de la ecología de estas especies son fragmenta– rios. No obstante, hay que destacar ,que de las once especies de in– terés potencial, cinco de ellas utilizan el krill en mayor o menor grado como alimento, en alguna etapa de su vida (Permitin, 1970). Además, estas especies se caracterizan por tener un período de cre-
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