Ensayos sobre el Pacifíco: estudios publicados en la Revista Estudios Internacionales

Gustavo Andradt I ¿HACIA ADÓNDE VA ELjAPÓN' (1978) donde el barroquismo exuberante de un templo romo el del To– shogu en Nikko, es lUna excepción. La escasez de recursos naturales ha heclho que el japonés aproveche lo mejor posible los elementos más sencillos. Un jardinero usará cualquier roca o t1:'onco de ár.'bol para que con la disposición tridimensional de estos objetos, obtenga en el ,paisaje un efecto de profundidad que 'DO lo tienen los esque– máticos jardines de un palacio como Versailles: Un arreglo floral de Ikebma difiere de un occidental porque con sólo una pocas flores, a veces tres o dnco nada más, satben ellos ¡revivir todo el espacio artístico que pretenden. En una casa japonesa la descarnada viga de madell.l no tiene vergüenza en descubrir su origen; esta es una expresión más de la característica antes indicada. IOtra· cuaHdad alabada por los occidentales y que ojalá pudiéra– mos imitar los latinoamericanos es la paciente laboriosidad del pue– blo japonés. Por tener un subsuelo pobre de recursos, rocoso y poco apto para la agricultura (solamente un 16% del total de la supec– fide del país) el campesino japoné$ desde muy antiguo se acostum– bró al trél'bajo duro y monótono de la tierra. Si la siembra se llegase a retardar, por efecto de :Itas estaciones del año, se arriesgarla a perder su <losooha. (De ahí una di..<;ciplina en el trabajo q·ue no permite de– jarlo para mafiana. Estas cualidruies del alma campesina japonesa !han sido heredadas por el industrial y el empleado tanto oficial como privado. 1P0r eso para el japonés la jornada de trabajo no re aOaJba a la hora prefijada cuando ,todavía hay negocios pendientes. En cambio, el tipo medio del empresario norteamericano y sus empIcados al dar el reloj las cinco de la tarde abandonan la oficina sin preocuparse si queda pendiente algún trabajo; ellos ~e han comprometido por contrato hasta esa hora y nada más. En cambio, el japonés permanecerá basta altas horas de la noche, si es necesario, para oontestar un télex o preparar 1Of. documentos ¡para el día siguiente. Yo sé de antiguos alumnos míos que al final del taño se encuentran con que tienen más de veinte días de v.a:caCÍones acumulados, pero que fl¡() han podido utilizarlos y los perderán porque no tienen tiempo para tomárselos. Otra nolla característica del japoná<: es su fidelidad al ~upo más que a los valores individuales. Muchas veces he tenido la oportuni– dad en los banquetes de matrimonio escuchar los consejos que 10tl directores de las compañías dan a las novias. Les dicen claramente que ¡$US maridos tendrán que sacrificar con: frecuencia el descanso hogareiílO para trrubajlf en la compañía y que no deben hacer pro– blema de esto si llegan a altas horas de la noche. Con frecuencia, exagenando las situaciones, se dice que el japonés fl¡() se casa con su novia ~ino con la entidad con que trabaja. Esa aseveración se ve confirmada por las estadísticas en las cuales los jóvenes empleados afirman ;que su valor principal aun por encima de la familia» es &U 171

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