Ensayos sobre el Pacifíco: estudios publicados en la Revista Estudios Internacionales
J.h~ Gíllí~gI I iTIENE CHINA UNA POLiTICA EXTERIOR~ (1967) miento de nacionalismo frustrado que había fermentado en China a lo largo de todo el siglo pasado. Y además, si es que China habría de ser un gran poder, como eta su firme determinación, sería sumamente difícil generar el dinanismo interno necesario a este fin si continuaba encadenada a uno de los dos superpoderes existentes. Podemos estar seguros que los insultos y desaires, imaginarios o reales, que el partido comunista chino sufdó en manos de partido soviético, en aquellos días anteriores a la libera– ción, nunca habían sido enteramente olvidados. La separación de China de la Unión Soviética fue hasta cierto punto una manifestación de un resurgente nacionalismo. Algunos observadores en China informaron que ésta era antes que nada una medida popular, en especial entre aquellos menos seducidos por el gobierno comunista. La China Imperial ha sido muchas veces descrita como xenofóbica en cuanto a su relación con el mundo externo. Autosuficiente sería un término mejor, ya que en realidad China en aquel entonces era verdaderamente capaz de satisfacer todas sus necesidades sin recurrir más allá de sus fron– teras. Por lo demás, las grandes dimensiones del país estimulaban un chino-centrismo que era a la vez tanto natural como necesario. El debili– tamiento de la dinanstía Ch'ing no demostró que una política autosufi– ciente estuviese errada. Simplemente demostró que tal política era lábil a la corrosión del imperialismo colonial oq:idental. China no se desintegró por haber despreciado los regalos de occidente, sino porque estos regalos no eran en absoluto bienvenidos y sin embargo se veía forzada a aceptarlos. China hoy en día ha vuelto a esta política de autosuficiencia, y con mayor éxito, ya que ahora es más fuerte para defenderse. Esta poJitica se expresa de muchas maneras -el continuo rechazo a la ayuda externa, la constante proclamación de que el modo de vida chino es único y superior, y un siempre creciente desinterés e impaciencia respecto al mundo exterior. Otro factor de gran importancia es la personalidad predominante de Mao Tse Tung mismo. Nó cabe duda de que· Mao en persona ha sido la fuerza motora tras los tres sucesos apocalípticos de la historia china reciente -el Gran Salto Adelante, el Rompimiento chino-soviético y la Revolución Cultural. Con la omnisciencia de la vejez, Mao no teme llegar con estos movimientos a límites que tal vez atemorizarían a sus camaradas más caute– losos. La creciente contradicción no augura en absoluto medias aguas o compromisos. Ganancias a corto plazo tienen importancia minúscula alIado del ideal futuro dé una sociedad socialista tan pura como el cristal, aunque ésta demore siglos y sufra innumerables vicisitudes. Como una analogía con el esfuerzo revolucionário de antes 1949, el camino podrá ser largo y dificil pero la causa justa será la que fmalmente triunfe. Se podría describir esta manera de pansar como una doctrina milenarista -pues nada reviste 151
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