Ensayos sobre el Pacifíco: estudios publicados en la Revista Estudios Internacionales

T. B. Miliar I Los OcÉANOS INDICO y PAciFICO, ALGUNAS CONSIDERACIONES... esenciales habían sído económicos. Los móviles y propósitos cambian a través de los años y se tornan extremadamente complejos. Lo que comien– za como una aventura marítima o una actividad misionera puede desa– rrollar ~bjetivos económicos, traducidos en componendas imperialistas y colonialistas que desencadenan posiciones racionalizadas, y objetivos propios. Lo que al principio constituye un activo, puede convertirse en pasivo inmovilizado a causa de la inercia, el orgullo nacion~l, o el senti– do del deber. La ley de Parlrinson respecto al trabajo de expansión para llenar el espacio disponible se aplica también al comercio, la ideología, la política y el poder. Hasta hace poco tiempo estaba de moda y era respetable y económico proteger o fomentar el comercio o las inversiones por medios militares, en tanto se actuara con prudencia. Hoy, el procedimiento está en cierta medida pasado de moda, ya no es tan respetable y generalmente es anti– económico. Estos cambios se deben a las innumerables fuerzas actuantes a lo largo de este síglo, que han dado origen a dos líneas de naciones y un puñado de imperios, a casi treinta estados soberanos, un equilibrio de te– rror entre las superpotencias, y una moral internacional que no se obser– va en todas partes, aunque es más respetada en su observancia que en su quebrantamiento. Los conceptos estratégicos han avanzado -si bien en forma lenta- con la nueva moral, la que aún tiene sus limitaciones e incertidumbres, tales como la doctrina Brezhnev y Monroe, por lo que ellas significan. En ciertas regiones, el principio de proteger las rutas marítimas también ha pasado a ser anticuado e inaplicable. Los enormes aviones de transpor– te han eliminado algunas de las' exigencias de la navegación, aun cuando tengan sus propias necesidades de comunicación, tales como la recepción y tal vez los campos de aterrizaje, el radar y las estaciones radiales, etc. Empero, la discusión reneja en su conjunto dos posiciones diferentes: o bien que cualquier guerra que ocurra será o llegará a ser rápidamente una guerra nuclear global, que terminaría en unas pocas horas, en cuyo caso las rutas marítimas no importarían; o que la mayor parte de los oonflictos que no alcancen a convertirse en una guerra nuclear involu– crarían a países incapaces de entorpecer la navegación, o de resistir la intervención de una superpotencia. Ninguna de estas proposiciones pue– de comprobarse, pero el hecho es que el equilibrio de terror ha garan– tizado que la guerra nuclear global sea una de las menos probables for- 15

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