Ensayos sobre el Pacifíco: estudios publicados en la Revista Estudios Internacionales

ENSAYOS SOBRÉ EL PAciFICO A principios de 1954, los Estados Unidos, alarmados por la ame– naza de un colapso militar francés en Indochina, campaña para la cual estaba proporcionando las tres cuartas partes del financiamiento, preguntó a sus amigos y aliados si estarían dispuestos a sostener, de una forma u otra, una intervención militar para salvar a Dien Bien Phu. Pero los aliados de los Estados Unidos no estaban dis– puestos a hacerlo, y el presidente Eisenhower no quería hacerlo solo. Luego siguieron la retirada francesa y los acuerdos de Ginebra. Los Estados Unidos no tomaron parte en ellos, y sintieron que se necesitaba una acción unida para evitar ur..a mayor expansión comu– nista por el sudeste de Asia. El gobierno australiano se había mostrado hábil al suplementar el pacto ANZUS -que importaba la defensa de los territorios aus– tralianos y neozelandeses, así como sus islas, barcos y aviones- me– diante el compromiso norteamericano de defender el área del sudeste de Asia en general. Insistía en que, si era necesario luchar nuevamente para defender Australia, seria mucho mejor hacerlo en los países vecinos que en el nuestro. Esto era una actitud compren– sible, aunque difícilmente podíamos esperar que nuestros vecinos asiáticos la aceptaran con un entusiasmo desmedido. De aquí el apresurado establecimiento de la SEATO (Organización del Tratado del Sudeste de Asia), que se puso en vigor cuando sus ocho signatarios -Australia, Francia, Nueva Zelandia, Pakistán, Tai– landia, Filipinas, el Reino Unido y los Estados Unidos- ratificaron el pacto en febrero de 1955. Laos, Camboya y Vietnam del Sur eran señalados como estados "designados", de modo que si algunos de sus gobiernos pedía ayuda, se les pudiera acordar. De todos modos, el gobierno australiano se sintió muy contento de que en la SEATO, por primera vez, los Estados Unidos hubieran asumido un compro– miso público, si bien no muy preciso, con la seguridad del Sudeste de Asia. Esto facilitaba que en los años siguientes el gobierno aus– traliano proclamara su política de "defensa adelantada" y estacio– nara fuerzas militares australianas en el área. Se ha vuelto cada vez más claro que la SEATO no tiene futuro, y por cierto apenas tiene pasado. Desde el principio tuvo debilidades de inválido. Ni la India, ni Birmania, ni Indonesia, ni Malaya, ni Laos, ni Camboya tenían interés en tomar parte en ella. Esto signi– ficaba que sólo incluía la quinta parte de la población y la tercera parte del territorio que debía proteger. Los Estados Unidos agre– garon una "interpretación" del tratado, según la cual su propia obligación se limitaba a resistir una agresión comunista. Durante algún tiempo, Francia se había mostrado despectiva y ajena, cuando no abiertamente hostil al mismo. Los intereses británicos en el área nunca fueron muy fuertes, y tal vez se desvanecieron después 138

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