Ensayos sobre el Pacifíco: estudios publicados en la Revista Estudios Internacionales
w. Macmahof/ 8alll AUSTRALIA EN El PAciFICO (1972) Internacional para el Lejano Oriente, un juez australiano como Presidente. Y sin embargo ese status no daba poder a Australia. La ocupación fue norteamericana, pese a la fachada institucional. Gradualmente, todos los principales objetivos australianos en rela– ción con la ocupación fueron abandonados bajo persuasión o presión norteamericana. Mirando retrospectivamente, las políticas de los Estados Unidos hacia el Japón pueden considerarse en muchos as– pectos como más inteligentes que las primitivas políticas australianas. Pero el hecho liso y llano era que incluso un grupo mayoritario de países aliados no podía alterar las decisiones norteamericanas a las que se oponían. Australia aprendió mucho sobre los inconvenientes de depender tanto de un amigo grande y poderoso. Sin embargo, después de todo, había sido el Sr. Menzies quien había dicho que la búsqueda de una política exterior por parte de un país pequeño es una búsqueda de amigos. La prueba más dura para la política australiana para con Japón vino en 1951. El gobierno había sostenido firmemente hasta entonces el punto de vista de que el tratado de paz debía limitar efectiva– mente el rearme japonés, pero Washington se había opuesto con idéntica firmeza a toda restricción. Esto puso al gobierno australiano en una situación doméstica penosa, porque parecía que la mayoría de los australianos, y ciertamente el partido laborista y los sindicatos, se oponían agriamente al rearme irrestricto de Japón. El gobierno tratÓ de persuadir a la gente de que el peligro presente y real no era más el Japón, sino la UniÓn Soviética y el comunismo, inclu– yendo a China Comunista; que debería importarnos más la seguridad del Japón que la seguridad contra el Japón. Los problemas del gobierno fueron resueltos en parte por la nego– ciación del pacto ANZUS, entre Australia, Nueva Zelandia y los Estados Unidos, que le dio una inmensa satisfacción. Este pacto podía ser presentado como un compromiso, por parte de la nación más poderosa del mundo, para proteger a Australia a la vez frente a la amenaza comunista que el gobierno enfatizaba y a la posible resurrección del militarismo japonés que enfatizaban sus críticos. Aun hoy el gobierno australiano proclama que el pacto ANZUS es el ancla de la seguridad australiana. El gobierno australiano ha sufrido a v.eces molestias cuando Washington y Londres han seguido diferentes políticas en el Pacifico Asiático. En dos oportunidades, la década de 1950, pareció que los Estados Unidos podían verse envueltos en una guerra con China debido a las tensiones del Kuomintang en Formosa con China Con– tinental. En ambos casos, el gobierno australiano, discreta y queda– mente, indicó que se inclinaba hacia la opinión británica de que ese conflicto debía ser cuidadosamente evitado. 137
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