Ensayos sobre el Pacifíco: estudios publicados en la Revista Estudios Internacionales

\1'1. Marmahon 8all! AUSTRALIA EN EL PAciFICO (1972) vista del gobierno norteamericano acerca de los problemas del orien– te asiático. Estuvo de acuerdo con la prolongada insistencia del go– bierno norteamericano acerca de la amenaza del comunismo chino, y con su diagnóstico de la guerra de Vietnam como una guerra de agresión por parte del estado de Vietnam del Norte contra el de Vietnam del Sur, en vez de una guerra civil. Nuestro gobierno ha endosado repetida y enfáticamente la estrategia norteamericana, en particular en cuanto a los bombardeos por aire y tierra contra Viet– nam del Narte se refiere. La simple razón por la cual el gobierno australiano se ha iden– tificado tan estrechamente con la política norteamericana es que éste sabe que los Estados Unidos son la única nación occidental capaz de mantener o desplegar un poder militar efectivo en esta re· gión, y que en consecuencia Australia confía en este poder para su seguridad. Antes de considerar algunos de los problemas que se plantean para Australia a causa de la progresiva liberación de sus ataduras en Asia Continental, por parte de los Estados Unidos, y su política general de reducir sus compromisos en esa región, sería útil echar una mirada retrospectiva sobre la historia de la dependencia australiana. Antes de 1914, pese a que Australia gozaba de un gobierno propio, todas las decisiones sobre política exterior eran tomadas por el go– bierno británico en nuestro nombre. Y confiábamos en el poder ma– rítimo y la diplomacia británicos para nuestra seguridad. El único poder asiático capaz de amenazamos era el Japón, pero este país era aliado de Gran Bretaña desde 1902 (y hasta 1921). Después de la Primera Guerra Mundial, en la que las fuerzas expedicionarias australianas tomaron parte muy activa en Medio Oriente y en Eu– ropa, Australia logró un mayor status internacional a costa de 60 mil vidas. Tuvimos nuestra propia delegación a la Conferencia de Paz de 1919, y llegamos a ser miembro independiente de la Liga de las Naciones. Los compromisos que asumieran los británicos en sus tratados no obligaban más a Australia, aunque había gran discusión entre los expertos sobre si Australia podria permanecer, legalmente o de hecho, neutral en caso de que Gran Bretaña estuviera en gue– rra. Durante los veinte años del período de entreguerras, el gobierno británico informó generalmente al australiano acerca de sus deci– siones en 10 referente a política internacional, pero los gobiernos australianos continuaron protestando porque Londres rara vez con– sultaba a Canberra antes de tomar una decisión, de modo que Australia no tenia posibilidad de compartir el proceso de adopción de la misma, aunque pudiera tener importantes consecuencias para nosotros. Y sin embargo, aún en 1938, Mr. Robert Menzies, ya por entonces una figura destacada del Gobierno del Commonwealth 133

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