Ensayos sobre el Pacifíco: estudios publicados en la Revista Estudios Internacionales
W. Macmahon Ball Australia en el Pacífico W. M A e M A H o N B A L L, ha escrito y ha ef~ctuado comen– tarios radiales sobre aspectos relativos a la política exterior de Asia y Australia. Fue contralor de radiodifusión interna– cional, asesor de la Delegación de Australia a la Conferencia de San Francisco en 1945, representante político de su país en las Indias Orientales Holandesas, miembro del Consejo Aliado para el Japón en n'presentación de la Comunidad Británica de Naciones, y Ministro de su país en 1946 y 19·17. Desde 1949 hasta 1968 fue profesor de ciencia polltica en la Universidad de Me1bourne. Publicó Japan Enemy or Ally? en 19,19, y Natíon– alism and Comunism in East Asia. 1956. Los intereses nacionales básicos de Australia no tienen nada de ex– traño. Queremos seguridad física contra un ataque militar. Queremos mantener y elevar nuestro bienestar material, promover el creci– miento económico y la prosperidad social. Queremos preservar nuestro propio estilo de vida radicado en las tradiciones europeas y predominantemente británicas, y limitar el influjo de gentes de diferente tradición o raza a pequeñas minorías escogidas que no engendren fricciones sociales o comunales. Nuestras circunstancias son inusuales. Somos una pequeña nación de 13 millones de personas en un país de casi el mismo tamaño que los Estados Unidos. Vivimos en una isla frente a las costas de Asia. que alberga a más de la mitad de la población mundial. Los asiáti– cos son muchos, nosotros somos pocos. Salvo los japoneses. la ma– yoría de los asiáticos son pobres. mientras que nosotros somos ricos. A menudo ellos están superpoblados y apiñados. nosotros no. Son muy diferentes de nosotros en raza. lengua y religión. Hasta la Segunda Guerra Mundial no parecía haber ninguna ra– zón que nos obligara a comprometernos con Asia_ En nuestras escue– las y universidades, la enseñanza de idiomas e historia. y aun de la geografía, estaba centrada en Europa Occidental y las Islas Britá– nicas. Todo el Este y Sudeste asiático. salvo Japón y Tailandia, es– taban controlados por potencias occidentales. China no era indepen– diente más que de nombre, porque los "tratados desiguales" la pri– vaban de los derechos básicos de un estado soberano. Nuestras rela– ciones oficiales con nuestros vecinos eran relaciones con sus sobera- no
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