Ensayos sobre el Pacifíco: estudios publicados en la Revista Estudios Internacionales
ENSAYOS SOBRE EL PAcíFICO una política más decidida. Podría dar también a los Estados Unidos tiempo y confianza para desentenderse del Sudeste Asiático sin po– ner de relieve un viraje hacia un aislacionismo total. Pero los cam– bios que ya están ocurriendo en esa región son sustanciales y el es– fuerzo que Gran Bretaña puede hacer, aun si el Gobierno de Mr. Heath puede realizar 10 que se ha dicho que hará en Singapur– Malasia, difícilmente harán una impre~ión duradera en ellos. Esto será especialmente el caso ahora que Gran Bretaña se ha incorporado al Mercado Común Europeo. Para resumir: la ecuación lealtad-protección ha cesado de tener vigencia para Australia como factor para su política de seguridad en el Sudeste Asiático. No hay ningún sustituto preparado. Se puede ver que Australia ha sido arrastrada a una "defensa adelantada", a la preocupación por la estabilidad y seguridad del Sudeste Asiá· tico, por una necesidad profundamente sentida de protección de un contorno extraño que se presume hostil. La única manera que esta posición adelantada puede ser preservada por Australia sola: es, presentándola públicamente, no como una respuesta a una ame– naza, sino como una oportunidad para jugar un papel nacional en un ámbito regional, y esto, antes de que la apreciación de la opi– nión pública australiana valore la capacidad nacional para jugar tal papel. La dependencia es una estrategia conservadora. No es, por lo tanto, sorprendente que gobiernos conservadores hayan estado en el poder en. Australia desde 1949, y que a ninguna directiva de estos gobiernos se le haya ocurrido que Australia podría tratar de poseer una voz independiente en los asuntos internacionales. Durante los últimos veinte años, la finalidad de la política exterior ha sido bus– car aliados poderosos y el interés particular de Australia ha estado subordinado a los intereses generales de esos aliados. Para realizar esto con alguna consistencia, ha sido necesario para los gobiernos australianos aunar a un alto nivel de generalización los intereses comunes de Australia y sus protectores. Al dejar establecido que tenemos tanto en común, no había necesidad ni lugar en Australia para criterios independientes. El criterio sustancial se establecía en Londres y Washington. Algunas veces podíamos contribuir con argucias, correcciones o sugerencias, pero privadamente, no en pú– blico. La poBtica exterior australiana ha llegado a ser así funda– mentalmente una cuestión de consultas; el.más importante obje– tivo de nuestra diplQmacia, el que la consulta se efectúa antes y no después de que se adopten las decisiones. Estábamos en los corre· dores del poder, pero no para plantear cuáles eran los intereses australianos, sino para escuchar de nuestros poderosos aliados cuáles eran los intereses comunes de la alianza. 122
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