Ensayos sobre el Pacifíco: estudios publicados en la Revista Estudios Internacionales
BTuce Gran! I AUSTRALIA y EL PAciFICO (1972) hay certeza en este momento cómo Australia podrá ejercer ese derecho. El debate de 1968 llegó a su cúspide en febrero de 1969, cuan– do el gobierno anunció su intención de mantener fuerzas austra– Jianas en Malasia-Singapur después que los británicos se retiraran en 1971. Fue una decisión histórica, porque significaba que Aus– tralia intentaba mantener fuerzas en el Sudeste Asiático sin la protección de amigos grandes y poderosos. Después de la decisión, sin embargo, la resolución fue sacudida por motines raciales en Ma· lasia, en mayo de 1969, y por el anuncio del Presidente Nixon, al mes siguiente, sobre los principios de la política norteamericana en Asia que han sido llamados la "Doctrina de Guam". Los mo– tines raciales hicieron temer a Australia que sus tropas podrían verse envueltas en una guerra civil (y comunal) en Malasia. La Doctrina de Guam, al dar importancia a la necesidad de "auto– confianza" y particularmente al establecer la renuncia norteame– ricana a comprometer sus fuerzas de combate contra la insurgencia, revivió en los australianos el temor de que ellos se verían en apuros en Malasia-Singapur, donde estarían comprometidos a luchar con– tra la insurgencia. En las elecciones parlamentarias de octubre de 1969, sobre la base de un programa de retiro unilateral de Vietnam, el no envío de fuerzas terrestres a Malasia-Singapur (y sólo una insinuación de promesa de ayuda aérea y naval), y la abolición de la conscripción militar, el Partido Laborista obtuvo un inesperado buen resultado, redujo la mayoría del gobierno, en un Parlamento de 125 repre– sentantes, de 38 a 7 asientos y produjo una revitalización del sen– timiento liberal izquierdista que podría incluso llevar al poder a ]os laboristas en las próximas elecciones de 1972. En estas circunstancias, parece que ningún partido tratará de capitalizar una politica de participación en los asuntos del Sudeste Asiático, cosa que ahora aparece como una política agotada. Los dos partidos mayoritarios están divididos respecto a las políticas exte– rior y de defensa. Las filas del gobierno conservador incluyen a al– gunos que favorecen el repliegue de las fuerzas australianas desde el Sudeste Asiático hada un continente "fortaleza" protegido por una fuerza nuclear australiana. La oposición laborista, que ha estado fuera del poder desde 1949 y tiende a ser ideológica respecto de la poHtica exterior y de defensa también ha adoptado la idea de la defensa "continental", pero algunos de sus líderes más pragmáticos favorecen una especie de sistema de defensa "regional", al cual Australia podría contribuir junto con Indonesia, Malasia y Singapur, con equipo, asesoría técnica, intercambio de información, entre- 119
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