Ensayos sobre el Pacifíco: estudios publicados en la Revista Estudios Internacionales
Brllee Granl I AUSTRALIA y EL PACIFICO (1972) Esto estaba basado en una emoción muy simple: al temor 'de que si ellos, los australianos, no se hacían de alguna manera indis– pensables a los británicos, podrían ser abandonados a su propia suerte en una parte distante y hostil del mundo. Por lo mismo, Australia apoyó abiertamente a Gran Bretaña en sus conflictos en todo el mundo durante la mejor parte de un siglo: en el Sudán, en la guerra de los Boers, en las dos guerras mun– diales, en Malaya y después en Malasia. Detrás del mismo obje– tivo, leal a su protector, Australia ha intervenido también junto a los Estados Unidos en Corea y en Vietnam. Esta política de apoyo al brazo y al espíritu del protector no era una política insincera ni desatinada; era realista. En verdad los británicos protegieron a los australianos hasta la Segunda Guerra Mundial y los ayudaron a obtener uno de los más altos niveles de vida material del mundo. En el mismo sentido fue realista buscar la ayuda de Estados Unidos contra los japoneses en la Segunda Guerra Mundial y su protección generalizada en el inestable perío– do de posguerra, cuando las potencias europeas se estaban reti– rando del Sudeste Asiático. Los británicos no eran más lo suficien– temente poderosos; las colonias europeas en Asia no sobrevivirían; el nacionalismo asiático era un factor desconocido; en cambio, los Estados Unidos, la nación más poderosa del mundo y un aliado en tiempo de guerra, estaba a mano. Además -y lo más importante para los australianos- los Esta– dos Unidos tenían lo que el Primer Ministro Gorton llamó "el mis– mo enfoque respecto a la vida" de nosotros los australianos. Esta similitud mental cón el protector tiene una atracción casi mística para muchos australianos. Incluye, además de la democracia, todas esas cosas que no son mencionadas habitualmente en los discursos internacionales: raza, capitalismo y cristianismo. Esto significaría para los australianos que la influencia del protector, que no puede ser evitada, es algo benigno. Probablemente, el factor que más pesa en las actitudes tradi– cionales australianas hacia el Asia, es la raza. Es imposible -por lo menos es imposible para un australiano- imaginar a los australia– nos aceptando protección de una nación poderosa que no tuviera el "mismo enfoque respecto a' la vida". El único candidato posible, si los Estados Unidos decayeran, es la Unión Soviética. El año 1969, durante la campaña electoral parlamentaria, el Gobierno publicó una declaración en la que. sugería de una manera muy indirecta que la Unión Soviética podría quizás ofrecer algo constructivo para la estabilidad del Sudeste Asiático. La reacción de la oposición -de derecha y de izquierda- fue notable. Se dijo que las políticas ex– tranjera y de defensa del gobierno estaban en tal confusión, a 117
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