Desarrollo energético en América Latina y la economía mundial

DESARROLLO ENERGÉTICO EN AMÉRICA LATINA y LA ECONOMíA MUNNAL Esta Comisión está formada por un Consejo y un equipo asesor. Este Consejo está integrado por 7 Ministros de Estado y reporta direc– tamente al Presidente de la República. En el desarrollo de un plan de Energía es necesario distinguir el corto del largo plazo. La acción de la eNE se desarrolla en los dos. Por una parte analiza y propone al Supremo Gobierno los programas de largo plazo y, por otra, compatibiliza las grandes decisiones en el área energética del corto plazo. Esta compatibilización es necesaria ya que en el corto plazo las estructuras tanto productivas como insti– tucionales son bastante rígidas y difíciles de adaptar. Sin embargo esta tarea se facilita si se dispone de una orientación básica para el largo plazo. Por su propia naturaleza los estudios de planificación energética tienen un carácter dinámico y deben irse adaptando continuamente a las nuevas realidades tales como disponibilidad de recursos, desa– rrollos tecnológicos, hábitos de consumo y factores foráneos. Esto se refleja en el horizonte de planificación escogido y en la revisión periódica de los programas adoptados. Veamos a continuación cual es la realidad energética nacional y su posible orientación hacia futuro. La realización de esta tarea requiere conocer a fondo el esquema energético del país, tanto en un plano interno como externo. Interno en cuanto a los recursos disponibles, institucionalidad del sector enero gía y estructura del consumo. Externo en cuanto a posibilidad de abastecimiento de ciertos recursos, desarrollo y transferencia de tecno– logía y financiamiento. La integración en el tiempo de estos factores, en forma coherente con los objetivos nacionales, es en esencia lo que constituye un plan de energía. Las bases de este plan deben centrarse en una clara política que incentive la conservación y el uso eficiente de la energía. Que permita una sustitución gradual y natural hacia fuentes alternativas. Que ase– gure una preservación adecuada del medio ambiente y un manejo racional, en el tiempo, de los recurso.s renovables 'Y no renovables del país. La complejidad del sistema energético señala la conveniencia de implementar programas que tiendan a una operación descentralizada del mismo. Si bien es claro que por su propia naturaleza el sector energía requiere de cierta intervención estatal, ésta debe mantenerse a un nivel de coordinación y regulación general, permitiendo, dentro de lo posible, al libre juego del mercado asignar los recursos. La experiencia de los últimos años parece demostrar que tanto el desa– rrollo de nuevas fuentes energéticas, la sustitución entre fuentes alter- 96

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