Desarrollo energético en América Latina y la economía mundial

Francisco Claro / CIENCIA, TECNOLOGÍA Y DESARROLLO ENERGÉTICO 1) La gestión tecnológica debe ser de alto nivel, es decir, compe– titiva a nivel internacional. Su base de apoyo es el conocimiento científico actualizado cuyos depositarios son los científicos activos en investigación tanto básica como aplicada. Estos renuevan su conoci– miento a través del trabajo propio en su disciplina y de la lectura de revistas de circulación internacional accesibles a través de biblio– tecas bien dotadas y rigurosamente al día en sus subscripciones. 2) La investigación aplicada debe estar al servicio de las necesida– des del país. Para lograr esta finalidad debe estimularse a los diversos sectores como el energético, industrial, agrícola, y minero para que contraten servicios de investigación y desarrollo con instituciones nacio– nales, tales como universidades o institutos de investigación estatales o privados. 3) Aparte de su justificación cultural, la investigación básica es el sustrato del cual se nutre lal formación de recursos humanos para la gestión tecnológica. Las materias mismas que se investiguen no son de primera importancia aun cuando es conveniente que exista una pluralidad de especialidades, principalmente en las áreas de física y química. Estas áreas deben reforzarse ya que a menudo están notoria– mente atrasadas respecto de otras como la biología, aun cuando son las que más inciden sobre el desarrollo tecnológico. Se puede anticipar que, en la medida que la investigación aplicada cobre importancia y significación, surgirán de ella problemas ligados a las necesidades nacionales que requieren de investigación básica y que reorientarán la actividad de investigadores en esta área. 4) La asignación de recursos directos e indirectos a investigación y desarrollo deben proyectarse a mediano plazo para alcanzar la meta del 1 % del producto nacional bruto. S) Las decisiones que afectan el destino de los recursos asignados, como por ejemplo la determinación de áreas prioritarias de desarrollo, deben ser consultadas con científicos investigadores activos y con representantes de los diversos sectores empresariales. En este aspecto se debe ser riguroso en evitar la burocracia y la ingerencia de crí terios no técnicos de asignación, como la política contingente. Debe también reconocerse la capacidad interna y autónoma de las universidades para asignar sus propios recursos. 6) En general, los recursos deben ser asignados mediante concursos evaluados técnicamente conforme a criterios establecidos por especia- 1<11

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