Desarrollo energético en América Latina y la economía mundial
Heraldo MlIñoz / RECURSOS ENERGÉTICOS, ESTILOS DE DESARROLLO Y... en cuanto a petróleo extranjero como Japón, Alemania Federal, e incluso Estados Unidos. El boicot petrolero marcó el fin de la época del petróleo barato iniciada alrededor de la Segunda Guerra Mundial, y constituyó un acontecimiento desestabilizador clave del orden internacional. Asi– mismo, la crisis petrolera fue un buen ejemplo de cómo un problema internacional afecta el nivel doméstico de diversos estados-naciones. Las colas frente a las bombas de bencina, los nuevos precios de los combustibles, y el racionamiento de día domingo en EE. VV., fueron y son un testimonio de la importancia de la crisis para el ciudadano medio de un país desarrollado y una demostración del vínculo interno– externo. Investigaciones realizadas por el autor indican que la crisis petrolera motivó significativos aumentos de flujos de ayuda económica e inver– sión desde varios países desarrollados hacia países del Tercer Mundo ricos en recursos energéticos, como una forma de minimizar los ríes– gos de la dependencia energética externa. Al mismo tiempo, se com– probó que a mayor dependencia energética de los países industriali– zados, mayor era el grado de "cooperación" con los países exportadores de recursos energéticos seleccionados. Parecería entonces que la im– portancia política relativa de los países subdesarrollados ricos en recursos energéticos habría aumentado sustancialmente en el sistema internacional imperante. La crisis petrolera aparentemente promovió la cooperaci6n y coor– dinación de políticas entre los países desarrollados. Como se sabe, Kissinger fomentó la creaci6n de la Agencia Internacional de Energía (AIE) , un organismo que reúne a los principales países industrializados de Occidente, justamente con el objeto de desarrollar nuevas fuentes de energía y de coordinar políticas energéticas. A pesar de las debili– dades políticas de la AEI, el modelo de cooperación multilateral en el campo energético parece ser una opción altamente recomendable tanto para países desarrollados como subdesarrollados. Finalmente, el problema del petróleo sigue agudizándose no s6lo por las periódicas alzas del hidrocarburo por parte de la OPEP -orga– nismo que se mantiene unido a pesar de los augurios de quienes en 1973 anunciaban su pronta disolución- sino, además, por aconteci– mientos como la revolución de Irán, y otros conflictos del Golfo Pér. sico. Dichos sucesos reabren la posibilidad de la intervención armada por parte de los países desarrollados preocupados -entre otras cosas– del abastecimiento petrolero de Occidente. En todo caso, existen múl- 133
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