Panorama de la política mundial

Walter Sánchez G. I LA pOtíncA DE CHINA HACIA EL TERCER MUNDO demás, pero esta afirmación se ha institucionalizado y preservado a fondo como el mito oficial del EstadO' por más de dos mil años"+. En tercer lugar, el Hijo del Cielo era superior a todos los gobier– nos extranjems como una forma de desbordar y afianzar su omnipre– sencia en el gobierno interno. Evidentemente esta autoridad f'rente al mundo exterior servía como refuerzo para imponer la autoridad al interior de China. Esta doble utilidad de la d'iplomacia era por tanto una respuesta a una necesidad de estabilidad política y de presencia en el exterior. El cuarto factor, que sirve de raíz al NaciO'nalismo Cultural Chino, es su sentidO' semirreligioso de identidad y orgullo naciO'nal. A pesar de las invasiones extranjeras, no se logró romper esta tradición china firmemente arraigada en la sociedad por la influencia de Confucio, cuya religión y filosofía ¡'nspiró a los sabios de la élite gobernantt; y mantuvo sumisos a los súbditos del imperio. La imagen del Rey-Filósofo y el Emperador-Maestro era la base del "gobierno por la virtud" y de la diplomacia. La finalidad de esta diplomacia no era expandirse por medio de la evangelización, el comercio y la colonización como fue en Europa, sino tratar de mantener el sistema de tributo en las relaciones co– merciales; hacer venerar su superioridad doctrinal y hacer re3petar las reglas ue "civilización y etiqueta", impuestas por el Hijo del Cielo y su burocracia centralizada 5 • De esta manera, en tiempos normales y de debilidad militar, China recurre al uso de la fuerza ideológica como factor de poder político. La diplomacia del poder cultural era la fórmula ideal para la ali– mentación del nacionalismo que sirvió como arma para el autocon· vencimiento de la superioridad china ante los ojos de su pueblo y de los extranjeros. En quinto lugar podemos preguntarnos sobre el legado del Anti-Im– perialismo como herencia de la tradición. Examinando los puntos anteriores alO podemos ser tan ingenuos para aceptar la superioridad de !China en los términos descritos. lEs sabido que las guerras Imperialistas d~ Japón y el cerco impuesto por el Occidente en el siglo XIX y 'Comienzos del XX significó el de- 'J. K. Faírbank, T/¡e Uníted States and China. Harvard Univ. Press, 1972. GPye W. Ludan. China An lntroduction "Líttle, Brown. and Company". Bos– ton. 1972; G. ·Wang. "Chinesse Society and Chinesse Foreign Polie)'''. Internatioual Affairs. Vol. 48 N9 4, Octubre 1972, págs. 616·624. 79

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