Panorama de la política mundial

PANORA:VIA DE LA. POLÍTICA ;\1UNDIAL rar que nuestro récord en este aspecto es de gran avance. Recuerdo cuando estuve en Honduras en 1954, cuando la Corte Suprema dic. taminó un,ínimemente contra la agregación en las escuelas, y cómo la gente en las calles se me acercó para felicitarme sobre esta de– C1SlOn. Recuerdo la vergüenza que sentí, porque durante mi ju· ventud y primeros años de adulto no me había importado que en el Sur estábamos discriminando en contra de americanos conciu– dadanos. 'Pero todo ello ha cambiado ahora. Primero la rama ejecu· tiva, luego la Corte Suprema y, finalmente, el Congreso, aprobaron mayoritariamente una serie de derechos civiles durante la década de los 1960 que, al fin, dotaron al americano 'negro la ciudadanía de primera clase que tanto tiempo se le había negado. Me regocija esto, tal como en otros logros efectuados por otros grupos americanos minoritarios, porque yo creo que ello ayuda a forjar una América mejor y más fuerte, decididamente una América basada en la justicia y la tradición norteameria;ma de la libertad. Lamentablemente, los miles de casos de integración exitosa en es– cuelas públicas, organizaciones religiosas y cívicas, gremios obreriles y comercio, etc., ni siquiera son notados. Son las pocas excepciones acompañadas de la inquietud soóal que llama la atención. El ex– perimento norteamericano en integración racial ha sido un destacado éxito. Sólo puedo esperar que ello continúe y se convierta en pauta para otros países que tienen problemas similares. En conclusión, quisiera manifestar que Estados Unidos ha tomado medidas de gran proyección futura para asegurar la paz y colocar los cimientos para la 'Cooperación económica entre todas las naciones. Parece que debemos continuar demostrando el realismo, la visión y la paciencia. Debemos conocer y comprender el mundo en que vivimos, además de tener una visión del mundo que estamos tratando de lo– grar. Debemos inspirar a otros países en la comprensión de que tie– nen una partiápación en el futuro, que la interdependencia está a la orden del día. 'Encaramos el futuro con confianza porque sabemos que ningún otro país lihre tiene el poderío para reemplazamos. Sin embargo, una efectiva política externa requiere de un fuerte gobierno nacional, uno basado sobre la unidad doméstica. Si esta unidad se mantiene pod'emos suministrar la fuerza positiva tan esencial para for– mar el fUluro del mundo. Como un pueblo unido hemos logrado' mu– chas obras importantes en los primeros doscientos años de nuestra vida nacional. El mundo es testigo al hecho de que hemos sabido usar gran poderío en forma moderada y con responsabilidad. Pese a los problemas que nos enfrentan al iniciar nuestro tercer siglo, creo que 74

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