Panorama de la política mundial

Vicior Niemeyer JT. I (Los ESTADOS UNIDOS FRENTE A SU TERCER SIGLO mas: las prioridades dbmésticas han crecido en importancia por sobre las prioridades extranjeras y de defensa; el público ha estado más inclinado a aceptar disminuciones presupuesta.rias en gastos para fines de defensa; ha habido una tendencia a favorecer disminuciones o aun el retiro de fuerzas norteamericanas acuarteladas en otros países; es– tamos menos dispuestos a mirar a China o Rusia como una amenaza ¡'nmediata a los intereses norteamericanos; ha habido un número cre– ciente de críticas en cuanto a la efectividad o necesidad de la ayuda al exterior; y hay una creciente tendencia a criticar a las Naciones Unidas y a esos paises del Tercer Mundo que dominan la Asamblea GeneraP. Si no exactamente una tendencia hacia el aislamiento, desde luego' hay un conservantismo cada vez mayor en Norteamérica, un sentimiento de que los Estados Unidos no recibe eldebido reconoci– miento en lo que res'pecta al resto del mundo, que debemos luchar contra las críticas con pa},abras y acciones. El estado de <Ínimo actual del pueblo norteamericano está reflja– do 'Claramente en la controversia sobre las negociaciones sobre el Ca– nal de Panamá, en que la dev01ución a 'Panamá de la Zona ha sido comparada con devolver la compra de Louisiana a Francia. Aun cuan– do el aislamiento todavía no es el ánimo dominante, y esperamos que nunca lo sea, tales señas no están de acuerdo con los principios bási– cos norteamericanos de optimismo y universalismo, ni tampoco refle– jan una actitud global positiva y constructiva. Aquí la esperanza es que el liderazgo norteamericano tendrá el criterio suficiente para evi– tar que oa,igamos en una situación donde los Estados Unidos rechaza la cooperación con países opuestos a nuestras políticas o que nos cri– tican y prefieran más bien la aislación de ellos. Un segundo punto. un desafío de mayor cuantía en los años ve– nideros, será mantener la pa.z. En un mundo de misiles interconti– nentales y armas termonucleares, es imperativo construir un cimien– to más sólido 'para la paz. La sobrevivencia de la humanidad depen– derá de reforzar las h'ágiles costumbres de la contención, la negocia– ción y la resolución :pacífica de las diferencias. Debemos evitar que los pequeños problemas se conviertan en grandes problemas. No es una tarea imposible. Como optimista prefiero creer que las guerras no son inevitables. Dea.n Ru&k, un ex Secretario de Estado, señaÍa que desde 19'45 no se ha lanzado ninguna bomba atómica, que la graíl mayoría de fronteras 5.on pacíficas, :que la enorme mayoría de trata– dos son observados, y que la enorme mayoría de diferencias son so- 3 Brezezinski, op. cít? pp. 86-87. 67

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