Panorama de la política mundial

PANORAMA DE LA POLíTICA MUNDIAL La estrategia naval soviética se inscribe, por lo demás, en un cuadro global de acciones terrestres y aéreas, de infiltración y de sabotaje económico, para las cuales puede 'Constituir eventualmente un ina– preciable apoyo. Un ejemplo singular de este tipo de acciones fue el puente aéreo desde Cuba a Angola, pasando por Guyana en pleno te– rritorio sudamericano. Es evidente que los acontecimientos de 'Portu– gal que evitaron la caída de ese comunismo bajo la dominación mos· covita, y paralelamente el acuerdo entre España, Marruecos y !Maud– tania sobre el Sahara Español, que impidió la apertura de un forado argelino-soviético en la costa atlántica del Maghreb, frustraron el es– tablecimiento de una completa red de apoyo a la penetración sovié· tica, Con todo, se trata únicamente de un ejemplo y no es ningún con– suelo para Occidente advertir que la caída de Angola, que ya tiene un efecto desastroso en sí misma, pudo haber arrastrado la de otras posiciones con valor estratégico en el Atlántico Medio. La lección que debe extraerse del acnálisis de estos inesperados dispositivos de ataque soviético es, obviamente, otra muy diferente. En un sentido general, no es ni más ni menos que tod'o el campo del mundo libre está en alguna forma minado por el adversario, y que éste puede aho– ra, como lo han subrayado los Institutos de Estudios Estratégicos de Londres y de Georgetown, cortar comunicaciones y abastecimientos vi– tales para Europa Occidental y los Estados Unidos. Confrontado con este panorama, el llamado 'Mundo Libre se ma– nifiesta perplejo y, lo que es más peligros'o, irresoluto en su línea de acción. La conciencia de que la distensión, convertida a raíz de la Conferencia de Seguridad y Colaboración en Europa en una verda· de~a "Pax Soviética", ha cosechado éxitos casi espectaculares para ia URSS, se turba cuando se formula la fundamental pregunta: ¿Qué hacer? ¡Pues el retorno a una política de confrontación, de bloqu.ismo, de "guerra fria" no parece ser la solución. Y no lo es, en suma, por– que la URSS) 'al abandonar su fortaleza y plantear en escala plane– taria un gran desafío al Occidente, ha mostrado la insuficiencia radi– cal de la dicotomía contención-distensión. La URSS y sus aliados necesitan un largo período de coexistench. rá sentir otorgándole a la URSS un 12 por cien.to más CCKC (Capacidad para destruir los ICIlM enemigos), que la de los Estados Unidos. Vide Emilio Bar· cia: "La détente. el SALT y el futuro equilibrio atónúco". Revista de Política lntemacional, enero-;tiebrero 1976. 60

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