Panorama de la política mundial
Jorge Berguño B. I LA POLÍTICA EXTERIOR DE LA UNIÓN SoVIÉTICA•••• micos harán más razonables a los líderes del Kremlin, y que tanto en "el Este como en el Oeste se están desarrollandO' a lo largo de lf· neas convergentes hacia el socialismo democrático"15. En términos filosóficos, la teoría de la convergencia no es sino una proyección optimista de la ideología del capitalismO' transnacio· nal sobre el fenómeno soviético. Sea que ella se presente como un intento de aliviar las tensiones internacionales mediante un incre– mento de los intercambios o que adopte la forma de un análisis ob· jetivo de las formas económico·sociales de países capitalistas y socia– listas, en función comparativa, su debilidad fundamental provendrá siempre de la incomprensión con que todo materialismo desdeña los sustratos espirituales ¡que animan todo gran conflicto de poder. HISTORIA Y GEOPOLITICA Más extendida que la nlipótesis de la convergencia es la teoría de la identificación. ¡Un mapa publicado en Moscú en septiembre de 1914 contiene el detalle de la distribución de Europa que el Ministerio de Asuntos Exteriores zarista había previsto bajo el título "M<l!pa de la <Futura Europa, tal como Guillermo, el Kaiser Europeo, no la habría imaginado". El diseño se perfila una Polonia resucitada avanzando hacia el Oder e incluyendo Danzig; la absorción de Prusia Oriental por Rusia; el otorgamiento de AIsacia-Lorena a Francia, y de Trieste y el Tirol IMeridional a Italia. También presagiaba la creación de un Estado ~heco en torno 'a ¡Praga, de una más grande Yugoslavia alre– dedor de S<elgrado y una Austria reducida en su dimensiÓn. Come· tía errores al asignar Essen a Holanda, Aachen a Bélgica, Innsbruck a Suiza y Flensburg a Dinamarca; y al eliminar Albania. Pero co~ rrectamente visualizaba :un régimen de autonomía para Irlanda. Una sola mirada a este curioso documento diplomático ba'sta para apre– ciar cómo, al extender las fronteras rusas hacia Koenigsberg, Lvov y Besarabia, y compensar a sus clientes a expensas de Alemania y Aus– tria, la Unión Soviética ha cumplido cabalmente al gran designio de los artífices de la diplomada! zarista 16 • También cabe recordar las indiscreciones de Litvinov, el cual, antes III Maurice Duverger: "The Idea 01 Politics". Londres, 1964. p. 230. 16 Informaciones sobre el mapa aparecieron en la prensa polaca y británica in· mediatamente antes del comienzo de la Conferencia de Hielsinki. A nuestro jui– cio, puede hablarse de una "homología geopolítica" entre el Estado ruso zaris· ta y el Estado soviético. 53
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