Panorama de la política mundial
PANORAMA DE LA POLÍTICA MUNDIAL .:... Posibilidad de establecer un 'margen de preferencia zonal', qU\! podría regir con carácter experimental durante el periodo de tran– sición (31 de Diciembre de 19 i 80), para el mayor número posible de productos. La amplitud de dicho margen debe considerar los diferentes grados de desarrollo económico que exhiben los paí- ses miembros; , Eliminación de restricciones no arancelarias; vale decir, Las moda– Hdades tendientes a suprimir aquellas medidas de carácter admi– ni.~trativo, financiero y cambiario, o de cualquier naturaleza que obstaculicen el intercambio recíproco; Reglamentación del principiO' de l'eciprocidad, contenido en los artÍCulos n, H~ del Tratado, en términos de otorgarle una efecti– va aplicación; Posibilidad de concertar "convenios de cooperación económica por pares y grupos de países". Dichos convenios no deben ,alterar la multilateralidad básica que es el rasgo distintivo de ALALC, y el atributo que le confiere su individualidad. Debiera, consecuencialmente, posibilitarse la con– certación de convenios básicamente transitorios y convergentes a la liberación glO'bal; Drfinir el 'status' de los' países de mercado insuficiente y la situa– ción de los de menor desarrollo económico relativo, ya que las ,profundas diferencias que exhiben las estructuras productivas de los países de ALALC han sido una variable constante ,negativa para su perfeccionamiento equilibrado y solidario; Redefinir los esquemas de 'integración y desarrollo industrial', principalmente los Acuel'd'os de Complementación. Estos últimos debieran incluir todas las modalidades posibles, ya sean meramente comercialistas o de programación en la produc- o ción. Los acuerdos 'intersectoriales' pueden llegar a tener signifi– cativa importancia; ¡Precisar mediante una reglamentación flexible el contenido y al– cance de los convenios de comercio agrícola y de los acuerdos por pr'Jductos o grupos de productos agropecuarios. 'El artículo 29 del Tratado de Montevideo puede ser el germen de un verdadero ordenamiento, promoción y defensa del comer, o cio agrícola en la región. Lamentablemente dicha posibilidad ha permanecido inex,plotada. Tanto los 'convenios' como los 'acuer– dos' de naturaleza agropecuaria pueden celebrarse entre los paí– ses interesados y no revestir,' necesariamente, carácter multílate-
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