Panorama de la política mundial
PANORAMA DE LA POLÍTICA M!J:\J:lIAL mercantilista, que el comercio e.ntre los paises latinoamericanos ha au– mentado notablemente desde 1960, mientras en ese mismo lapso ha disminuido ostensiblemente la participación de América Latina en las exportaciones mundiales. El año 1974, casi el 15 % de las expor– taciones de los países latinoamericanos eran ven tas hechas en la pro– pia rt>,gión, mientras la participación a nivel mundial sólo superaba enm1ly poco un 6%. Asimismo, el componente manufacturero dentro de las exportacio– nes totales de carácter regional ascendía a un 43%, frente a sólo un 12% en la destinada al resto del mundo. Las exportaciones de Brasil, por ejemplo a América Latina, cre– cieron 1,9% anual en 1950-1960; casi 14% en 1960-1970 y en 27% en 1970-1974. En Argentina creció un 8% anual en la década de los sesenta y lo/a, la aterior, a 34% anual en los últimos cinco año,. "En el caso de Chile, el 23,4% de sus exportaciones y el 26,8% de sus importaciones se canaliz.aron en los países d:e ALALC durante 1975. Como señala CEPAL: "mirando en un largo plazo, desde 1950, las únioas exportaciones totales que han aumentado más que el ¡produc– to en América Latina, persistentemente, han sido las realizadas den~ tro dI': la región. La tasa de expansión del coeficiente de importacio– nes intralatinoamericanas se acelera a lo largo de todo el período. Aun en 1970-1974 esta tasa es doble que en el decenio anterior, y en este mismo se duplica la tasa con que creció en 1950-1960". ¡Por otra :parte, los analistas del tema de la integración se pregun– tan cómo pueden integrarse estos paÍ'ses de América Latina que tie– nen una fuerte conexión con el resto del mundo de fuera de la re– gión, ya que cerca del 900/01 de las relaciones comerciales; práctica– mente el 100 % de las relaciones financieras y de las tecnológicas son reladones con el resto del mundo y no con la región. No va a ser una tarea fácil: en el supuesto que constituya un pro– pósito de los gobiernos comprometidos, darle prestigio al proceso de integración de América Latina. La opinión pública desconoce o subvalora los instrumentos inte– gracionistas actuales; hay, asimismo, una evidente crisis de realiza– cioneg y una falta de proyectos promisorios y originales. Lo que sí parece claro es que América Latina, más que en otras eta– pas, se p.royecta sólidamente como una "comunidad· de necesidades" no tr<:l.ducida en una "comunidad de intereses" ni menos en una "co– munidad de esfuerzos". El artículo 61 deliTratado de Montevideo señala que expintd'o el plazo de doce años, a contar desde la fecha de entrada en vigor de
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