Panorama de la política mundial

Raymundo Barros Ch. / LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA: VIGENCIA Y... adquirida por las vinculaciones externas de los países participan– tes en los procesos de integración. lPor otra parte, también mediante la observación em,pírica del fe– nómeno integracionista latinoamericano, los autores Bela Balassa y Ardy Stoutjesdijk distinguen entre "la integración económica a tra– vés de la liberalización del comercio" y "un enfoque por proyectos de la integración económica" en un estudio publicado en el Journal of C0mmon Market Studies, Septiembre, 1975. 'Pero para poder adentrarnos en el complejo tema de la integración latinoamericana es menester recordar, aunque sea someramente, los propósitos e i,nstrumentos que se tuvieron en vista para estructurar ALALC y el Pacto Andino. Antes de eHo, tengamos presente que desde octubre de 1975 cuen– tan los países latinoamericanos con un organismo regional de con– sult'3., coordinación, coopemción y de promoción de proyectos yac– ciones conjuntas conocido como el Sistema ¡Económico Latinoameri– canf): (SELA). No corresponde amaJizar en esta oportunidad la di– mensión de este nuevo mecanismo regional ni sus incipientes rea– lizaci(\nes. Corresponderá al SELA coadyuvar a que los esquemas de integra– ción ¡;e desarrollen y cum,plan sus metas y detectar, particularmente en el ámbito de 1105 "Comités de Acción", que estipula su Convenio Constitutivo, empresas conjuntas en los sectores· que los paises esti– men estratégicos para el gradual desarrollo socio-económico de la re– gión. E1 Convenio Constitutivo de SELA debía entrar en vigor cuando lo ratificarán 13 países. A la fecha, 10 han hedho 16 estados: Panamá. Venezuela, México, Cuba, Guyana, Ecuador Perú, Brasil, Jamaica, República Dominicana, Bar1;lados, Trinidad y Tobago, Bolivia, Hon– dur;¡s y El Salvador. ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE ALALC En estos momenros de definición que está viviendo ALALC parece in– teresante y conveniente reflexionar, aunque sea brevemente, sobre sus propósitos, sus mecanismos y sus perspectivas. Más de quince años de vigencia del Tratado de Montevideo nos proporcionan elementos de juicio que filO nos permiten obviamente calificar este esquema de dinámico ypromísorio. Por el contr,ario, mu– chas esperanzas quedaron defraudadas, y si bien es cierto que ALALC no ha contribuido al desarrollo económico latinoamericano en la

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