Panorama de la política mundial
Federico Mamll B. I LA EVOLUCIÓN pOLÍnCA DE AFRlCA DESPUÉS DE ANGOLA Argelia y Tunez) ,sino porque directamente el conflicto incentivó 'las aspiraciones de autonomía e independencia política. Dando cumpli– miento a las promesas hechas a I.o~ africanos que participaron a su lado en la contienda y cediendo al mismo tiempo a la presión inter– nacional, las potencias coloniales eumpels accedieron a otOTgar in– dependencia a sus colonias. Recordemos, además, que en el Consejo de Seguridad ,de las recién creadas Naciones Unidas, Fr·ancia e Ingla. rerra eran minoritarias frente a los demás miembros permanentes, EE. UU., Rusia y China, las cuales no poseían colonias. Sea manteniendo tenues o simbólicos lazos de unión con las me· trópolis, o sea en forma definitiva, una a una fueron emergiendo las nuevas naciones africanas. Y así otros graves problemas precisa– mente iban a emerger junto con la independencia africana. Ellos se explican, en gran medida por la falta de experiencia en materias político-administrativas de parte de los noveles gobernantes africa– nos, y también por la acción de los intereses económico-financieros extra-africanos, que han tratado de mantener mercados dependientes y una economía proveedora de materias primas. Por otra parte, en variadas oportunidades, las influencias políticas foráneas han inten– tado atraer a los nuevos go,biernos de Africa, penetrándo los ideológi– camente o condicionándolos tecnológicamente. Todas estas circunstancias y variables están operando sobre una estructura social y cultUl'al muy precaria, 'herencia de los largos si– glos de explotación colonial. El "reparto" de Africa del siglo pasa– do se realizó ignorando criterios étnicos, por lo que pueblos de una misma identidad radal fueron divididos entre distintas tpotencias co– loniales, al tiempo que se reunieron bajo una sola ac1ministl~ación pueblos extraños entre sí. Un ejemplo de ello lo tenemos en el mo– saico, o rompecabezas de países, de la costa occidental y guineana, donde, al lado de una colonia inglesa, se :ubicaba otra francesa, lue– go otra inglesa y así alternativamente, agregando al Togo alemán, las Guineas españolas y portuguesas, a Liberia, etc. El caso de Ni– geria, con la horrible guerra de Biafra, entre yOl'ubas e ibos, pue– blos costeros tracd'icionalmente hostiles entre constituye otra triste muestra. A todo ello ,aún debe agregarse la variable tríbal, amén de la heterogeneidad de lenguas y creencias religiosas. Por otra parte, aunque en algunos puntos se preparó a las nuevas clases dirigentes, el porcentaje de analfabetismo es casi absoluto para una gran ma– yoda de naciones africanas. Al mismo tiempo coexisten enormes di· ferencias en relación a la cantidad, calidad y distribución de la po– blación y la localización de los recursos. 2I7
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