Panorama de la política mundial

Fernando Monckeberg B. I LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA Y TÉCNICA Y LA... cepciones, tienen 40% más de menores de quince años, lo que im– plica proporción exagerada de dependientes que gravan a los ac– tivos; expansión desmesurada de las ciudades, y, sobre todo, de las capitales; poblaciones marginales y déficit de viviendas; analfabe– tismo de 30%, 'que ha aumentado en números absolutos na obstante haberse elevado los presupuestos respectivos más allá de Hmites con– venientes; incapacidad para construir la infr(lestructura económica por atender la avalancha de nuevos individuos por el exceso de in– versiones dlemográficas: escuelas, casas, sanidad, insuficiencia de los mercados de trabajo, etc. (FoTeign Economic Development Seroice, U.S., 1970). ICon respecto a los datos de FAO, 1964, cabe preguntarse qué sucederá en el futuro inmediato, y las perspectivas son inquietantes. Se puede afirmar que se dispone de conocimientos suficientes para incrementar la producción y satisfacer holgadamente la demanda actual y del futuro. Los obstáoulos radican en la aplicación. En los países prósperos, el rendimiento es muy alto y muy pobre en los subdesalTollwdbs. Volvemos nuevamente a lo que antes habíamos señalado: miéntras una parte del mundo es capaz de crear y aplicar conocimientos que se traducen, entre otras cosas, en mayor productividad en la tierra, .<!tra• .la más poblada, se ma'ntiene en situaciones primitivas, no siendo capaz ni de crear como tampoco de aplicar conocimientos. Aun hoy día los~ países ricos continúan aumentando sus disponibilidades de nutrientes per cápita, mientras que los otros comienzan a d'isminuir lentamente, ahogados por su crecimiento vegetativo ( Mayer, ]., 1972). Si toda la superficie arable del globo se cultivara con la eficiencia que lo hace Holanda, habría alimentos para que subsistieran ade– cuadamente 28.000 millones de individuos; si la actual tierra en explotación produjera con la eficiencia del Japón, habría una can· tidad de alimentos suficientes como para alimentar 95.000 millones de habitantes (Mayer, J., 1972). Estos cálculos se ¡basan en el área cultivable, que es aproximada– mente de 3..400 millones de acres (Prasolov, C., 1972). Diversos ex– pertos estiman que puede expand1irse hasta 13 Ó 17 millones (O Tga– nizlJción de las Naciones Unidas pam la AgTicultura y la Alimenta– ción) 1971). 'Parece cierto que el hombre tiene ya los conocimientos necesarios y los recursos naturales como para solucionar con creces el problema de abastecimiento de alimentos. Sin embargo, lejos de solucionarse, parece agravarse. Durante los últimos cinco años la producción 'por individuo de Africa, Asia y América Latina ha des- I99

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