Panorama de la política mundial
Femando M011Ckebel'g B, / ¡LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA Y TÉCNICA Y LA... territorios militarmente .(salvo algunos países de la órbita sovieti· ca); pero el acervo científico y técnico acumulado ha acrecentado sus ventajas, y como consecuencia ha aparecido 10 que podríamos llamar un "neoimperialismo tecnológico", que ejercen todos los paí– ses desarrollados sin distingo de los sistemas políticos que los regu* lan. El sistema es muy simple: el progreso tecnológico permite ela· borar pr:oductos de alto costo, que los más pobres desean adquirir. y ellos sólo pueden ofrecer materias primas de un costo extractivo muchísimo menor. La revolución científica y técnica ha constituido para nosotros un tremendo problema que nos <l!pJasta y nos coloca en una situación muy desmejorada. Salir del subdesarrollo en estas circunstancias es mucho más difícil de lo que fue hace cincuenta años. Los países que hoy son d~sarrollados jamás estuvieron en una situación tan des– ventajosa, ya que ellos nunca fueron subdesarrollados. Eran si "no desarrollados", y por 10 tanto nunca tuvieron esta tremenda desi– gualdad tecnológica que los oprimiera. Para ser objetivo en la apreciación de las circunstancias, es im– portante darse cuenta de que esta modalidad de neoimperalismo no obedece a dogmas o ideologías políticas y que la ejercen todos los países avanzados, en mayor o menor grado, en relación a su propio desarrollo. ·Para no dejar lugar a dudas, quisiera analizar algunos ejemplos. En los tres últimos años los gobernantes chilenos se orientaron hacia el mundo socialista, tal vez ilusionados de. que les brindaría apoyo significativo y desinteresado. La realidád ha demostrado la equivocación. Hace poco más de un año, la VRS! concedió a Chile un préstamo substancial con un interés del 8%. superior -al de cualquiera de las}Jotencias capitalistas (Ravines, E., 1972). Po:rque era de los "crédItos atados", nos obligaba a invertir el monto íntegro en la Unión Soviética, sin . qué nos pérlnitiera adquirir bienes ni siquiera en.ot.ros países del área socialista. Se nos exigió aceptar la "cláusula del oro", que defiende a la nación prestamista de todo· riesgo de devaluación de la moneda del pres– tatario y somos deudores en barras de oro. Este tipo de ayuda tan drásticamente condicionada nofraduce solidaridad internacional ni entraña 'costo alguno para los 'soviéticos. Por su parte, la URSS im– pulsa así 'la exportación de manufacturas y equipos de. calidad me– diocre y de alto precio que difícilmente podría colocar en un mer– cado -libré-(Riwines, E., 19172). Dichos equipos yá han llegado a Chile y su' mala calidad .ya es . demasiado eviden.te e ·indu$Q han
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