Panorama de la política mundial
PANORAMA DE LA POLÍTICA MUNDIAL tífica y técnica. Hacia 1870 estas barreras parecían infranqueables 'Y el capitalismo y el marxismo cruzaban sus fuegos. En aquella época, este ultimo afirmó que se aproximaba una crisis general del capi– talismo y que sus días estaban contados (Carlos Marx, 1870) . En cuan– to a plazo, al menos, se equivocó, porque partió desconociendo la tremenda revolución técnica que se avecinaba. No hay que olvidar que precisamente en su inicio se escribió ,EJ Capital (hace ya más de cien años). Los marxistas de entonces ni remotamente vislumbra– ron la metamorfosis que se gestaba. Interpretaron estos balbuceos téc– nicos como una simple extensión del conocimiento (Carlos Marx, 1870) y jamás pensaron que estos avances modificarían de manera profunda la existencia misma y su sistema remecería sus principios básicos. Tampoco el capitalismo imaginó la avalancha, pero tuvo más suerte, porque perseveró en los incentivos y estimuló las capacida– des individ'uales que permitieron máxima creatividad y rapidez en la aplicación de la tecnología. Como consecuencia, se acentuó una separación cada vez más ní– tida y hasta abrumadora entre los dos ámbitos. Resulta perentoria la urgencia de acortar distancias porque sus pueblos lo exigen y des– bordan los obstá<:ulos que oponen los credos y escollos ideológicos. No se 'Precisa ser evidente para presumir que la aproximación se acentuará en un futuro muy próximo. En producción agrícola, la Unión Soviética se ve obligada a estimular también dicho incentivo individual y a mod'ificar sus conceptos de "eficiencia", para adap– tarse a los modernos prescindiendo de los dogmatismos. En agosto ele 1972 el diario Pravda confesó que las granjas colectivas de la re– gión de Tambovskaya cosecharon 1.600.DOO toneladas de granos, pe– ro que sólo entregaron al Estado 240.000 porque vendieron el resto en. el mercado negro (New York Times, 19'72). :A fines de este año el fracaso so'viético fue absoluto, debiendo importar más de 28 mi· llones de toneladas de grano para impedir la hambruna, precisamen– te de los países capitalistas que lo producen en exceso (New York Times, 1973). En el terreno industrial la Unión Soviética se ve tam– bién forzada a buscar asesoría técnica e introducción de capitales. Contrata con ·Fiat la fabricación de automóviles y de camiones, aso– ciándose, además, con industrias norteamericanas. Para este propósi– to incluso reconoce las deudas de la Segund'a Guerra Mundial, per– mite la instalación de plantas de Pepsi-Cola (New York Times, 1973) y solicita' préstamos y tecnología del Japón para la explotacióilde su cobre e inclusive realiza una labor de espionaje en aquellas zo– litis que eran de influencia norteamerican:a, como fue el caso de Chí-
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