Panorama de la política mundial

PANORAMA DE LA POLÍTICA MUNDIAL bién a los ingleses (1 1 8M), los rusos (1855) y ampliar sus privile– gios a los holandeses (1856). Los efectos de este contacto C011 el mundo exterior no se dejaron esperar y terminaron, incluso, con el sihogunato o gobierno de la casta militar y el último de los Tokugawa .devolvió el poder a la corte imperial de Kioto, después de ejercerlo durante casi 300 años. En 1868, el Emperador Meiji proclamó la Restauración, su reinado duraría 45 aoos. Se vio entonces un continuo viajar por Europa y los Estados U nt· dos de incontables delegaciones y embajadas de todo orden. Si gran– de era la curiósidad d~ los "gaijin" o extranjeros por el país exótico que abría sus puertas, no era menor la curiosidad de los japoneses por ese mundo tan lejano y tan diferente a su vida tranquila y pro– vinciana. Todo lo estudiaron, copiaron y adaptaron a la wciedad medieval en que vivían. Desde entonces -y 10 curioso es que aún no tennina- Japón ha sido denominado país en. transición. B. DE LA RESTAURACION MEI]I A LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL En 1869 el gobierno se trasladó a Edo, ciudad que luego se bautizó con el nombre de Tokio, que quiere decir "capital del oriente". Se ha comparado el "Tenno" o Emperador Meiji (1852-1912), con Federico de !Prusia o Pedro el Grande de Rusia. Su acción fue pro– digiosa en todos los campos y se dice que hizo en. décadas lo que otros países lograron en siglos. Creó instituciones políticas moder– nas, transformó la economía de un pueblo de agricultores y pesca– dores en una economía industrial y se empeñó tenazmente en cam– biar las costumbres, tal como lo haría Ataturk en Turquía. La constitución del 11 de Febrero de 1889 estatuyó que la per– sona del Emperador es inviolable y sagrada y creó la Dieta o Parla– mento, <:ompuesto de la Cámara de los :Pares (nobleza) y de la de Representantes (elegidos). Pero es el Emperador quien lo dirige todo, ayudado por un Consejo de Ministros. 'En un comienzo no hubo partidos políticos. La unidad política del país se logró luego de grandes esfuerzos. Para ello debió reducirse a los shogunes (generales), quitar su po– der a 108 daimios (señores femtales) y conquistarse a los samurai (guerreros que se alquilaban al mejor postor). La educación se reorganizó y desde 1872 se hizo obligatoria. La juvenl:ud invadió las universidades recién creadas (la de Tokio en 1877), alentada por un solo espíritu: dominar la ciencia y la téc-

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