Panorama de la política mundial

PANORAMA DE LA POLÍTICA MUNDiAL pueden ser antagónicas wn su origen totalitario. Esto puede operar en forma encontrad:a en la diplomacia. Frente a una situación re– volucionaria, la voluntad de defensa de la sociedad abierta se ha, normalmente, fortalecido. ,Partidos comunistas independientes en el poder -aunque sea compartido, como solamente es probable- pue– den socavar o neutralizar a la OTAN; una lucha por el poder, con to– dos sus avatares, puede muy bien arruinar a la Comunidad Europea. Pero también se pueden dar a luz nuevas articulaciones; hay indi– cios de que la URSS teme sobremanera un "Eurocomunismo", no só– lo porque su independencia le privaría toda legitimidad a su po– lítica de poder en el plano internacional, sino también porque sus eventuales rasgos "democratizantes" podrían obrar como influencias subversivas en su propio bloque. Si,u embargo, según nuestra particu– lar opinión, para la URSS las g.anancias serían mayores, ya que cual– quier "Eurocomunismo" sería implantado en medio de conmociones que debilitarían a los respectivos países, haciéndolos más dúctiles a la influencia soviética. 2. La cuestión central es la; posición de los PC frente a la sociedad abierta, frente a la democracia occidental en cuanto tal. Aquí el pro– blema de la sinceridad es mu.y complejo. La recurrencia táctica ha sido muy manifiesta, y no porque el comunismo esté poseído satá– nicamente, sino porque quien es comunista se siente poseído por una convicción maniquea de lá !historia y de su presente, se siente representar el bien frente a la corrupción, representar el futuro fren– te a 'la nmerte, representar 'valores que se consagran en el éxito. No podemos olvidar que el marxismo, como tradición intelectual, es un extremar la fe en el "progreso", de modo tal que se le puede deno~ minar ilurni'lnisrno oscurantista, porqlle es ciego a la fabilidad de la condición humana, condición que él mismo representa. Sin embar· go, también sería imprudente y contrario al espíritu de nuestro que– hacer académico, si no quisiéramos examinar serenamente la siguien– te posibilidad: ¿podría experimentar el marxismo, personificado en los PC de Europa Occidental, el mismo proceso de integración a la sociedad abierta que antes fuera vivido por el socialismo de fines del siglo pasado y comienzos del presente? A nuestro juicio esto no ha sucedido. Los partidos comu.nistas aún se ven en su papel fundamental de "vanguardia" como el nú– cleo de la sociedad final de la historia humana; sus categorías inte– lectuales y espirituales los llevan forzosamente a plantearse en pug– na con la sociedad democrática, y en esa pugna la dinámica del po– der, cada vez que se quiere llevar a cabo URa transformación abru- I3 4

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